trece

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Jisoo no podía creer lo lejos que estaba dispuesta a llegar para asegurar este acuerdo del libro. Esta era posiblemente la cosa más vergonzosa y humillante que había hecho en su vida.

Miró por la puerta de cristal de la joyería.

El señor Lee estaba detrás del mostrador, puliendo un anillo o alguna otra pieza de joyería.


Jisoo respiró hondo y levantó la mano para tocar el cristal.


Los dedos de Jennie se envolvieron alrededor de su mano. −¿Segura que quieres hacer esto? Puedo ver lo incómodo que esto te hace sentir. Podemos decirle a la editora de adquisiciones que accidentalmente dejé caer mi anillo por el desagüe o algo así.


−Oh no−. Jisoo sacudió firmemente la cabeza. −Esa es la excusa más antigua de la historia. El noventa por ciento de mis pacientes lo usan para explicar por qué ya no usan su anillo de bodas.


−Le decimos que hemos decidido no usar anillos porque no queremos copiar ideas heteronormativas de cómo debe ser un compromiso.

−¿Pero qué pasa si a la editora le gustan esas ideas heteronormativas?

Jennie miró con una expresión impotente. −Entonces nosotras ... um ...

−Está bien−. Jisoo giró la mano y apretó suavemente los dedos de Jennie. −Aprecio que quieras evitarme la vergüenza, pero no creo que haya una forma de evitarlo. Necesitamos un anillo, y el señor Lee es el único joyero que conozco que estaría dispuesto a abrir temprano para mí.

Lentamente, Jennie asintió y retiró la mano.

Jisoo perdió de inmediato su calma. Ella curvó su mano en un puño y llamó a la puerta.

El señor Lee levantó la vista. Una sonrisa se extendió por su rostro. Cruzó la habitación y abrió la puerta. Cuando la abrió, sonó una campana. −Buenos días, Jisoo. Qué bueno verte de nuevo.

−Gracias por abrir temprano para nosotras. No te habría llamado, pero tenemos que tomar un avión.


−No hay problema−. Las dejó entrar en la tienda con aire acondicionado. −¿Cómo están tus padres?

−Lo están haciendo bien, gracias. Pero si pudieras por favor no mencionarles esta visita...


Asintió e imitó un cierre cerrando los labios con fuerza. −La confidencialidad es un hecho en mi profesión, al igual que en la tuya. Pero ahora me has hecho curioso. ¿Qué te trae por aquí? ¿Hay algo malo con el anillo que te vendí en diciembre pasado?

−Oh, no, está bien−. Bien, aquí llegó la parte vergonzosa. Ella tensó los hombros. −Necesito otro anillo de compromiso.

−Um, seguramente te refieres al anillo de bodas, ¿no?

−No. Me refiero al anillo de compromiso.

La mirada del señor Lee pasó de ella a Jennie y viceversa. −Oh.


No queriendo ver el juicio en su rostro, Jisoo pasó junto a él hacia el mostrador cubierto de vidrio. Diamantes, zafiros, esmeraldas y otras piedras preciosas brillaban bajo el cristal.


−¿Qué tipo de anillo tenías en mente?−, Preguntó el Sr. Lee, su voz cuidadosamente neutral. −¿Un solitario o un clúster? ¿Una banda de oro, oro blanco o platino?

Mi prometida » JensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora