El frío le empezaba a calar hasta los huesos, su ropa se hallaba toda empapada por la lluvia. Aquel escenario era demasiado deprimente para cualquiera que lo estuviera viendo, solo en medio de una lluvia tormentosa, sin algún paraguas cubriéndolo, solo rodeado de muchos cuerpos al borde de la muerte. La lluvia solo expandía la sangre que se derramaban, que lamentable estado, era lo que decían.
Escucho pasos detenerse cerca suyo, el aroma dulce y refrescante de chocolate con menta, aquel aroma que tanto solía amar, provocó que solo levantara la cabeza de manera pesada. Sus ojos azules no tenían ningún brillo, estaban tan vacíos como lo sería el fondo del mar.
- Brahman y Rokuhara Tandai perdieron, Kanto Manji ganó, Takemichi - Aquella voz sonó tan monótona y vacía para él, que no tenía palabras. Quería salvarlo, quería permanecer a su lado sin importar qué, quería drogarse con su aroma, ya no quería volver a ver aquellos ojos obsidiana tan muertos como aquel futuro. Quería salvar al que consideraba su Alfa, su amigo, su todo. Quería salvarlo de aquellos impulsos oscuros que siempre estuvieron atormentandolo, pero solo quedo en un quería, ya que era un inútil. No podía hacer nada bien.
El olor a sangre le recordaba todo lo que acaba de pasar, y no podía creerlo, no quería. No quería creer que por su culpa todo esto haya terminado así, en aquel día lluvioso perdió a tantas personas que ya no podía llorar. Todo era su culpa, el volvió del futuro para salvarlo a él pero condenó a muchos por su egoísmo, Draken es el ejemplo.
Tan solo recordar que en aquel último futuro era dueño de un taller de motos junto con Inupi, y ahora la última vez que lo vio estaba tirado en el suelo con tres disparos en el pecho contándole sus memorias de la Toman como último respiro. Sus ojos se nublaron, pero no salió ninguna lágrima, estaba muerto de la culpa, no sabía cómo reaccionaría Inupi cuando se enterase, ya que ellos se veían tan cercanos.
Pero lo que rompió ese fino hilo de tela que le quedaba, se rompió con tan solo escuchar aquellas palabras - Siempre fuiste alguien imprudente, nunca piensas en las consecuencias, solo atraes a la muerte - Chasqueo la lengua para luego gritarle - ¡No te quiero cerca de mi! ¡Es tu culpa que Ken ryuuguji haya muerto! ¡Sino hubieras vuelto el estaría aquí! ¡me das asco, Hanagaki! ¡Ojalá nunca te hubiera conocido! - Aquella última oración que su mente pudo procesar se bloqueó, su mirada se mantuvo en aquella espalda con el logo de la Kanto Manji grabada.
No... Por favor, no me dejes tu también.
Mikey, por favor, no me dejes solo.
Te necesito, manjiro.
El sonido de las sirenas fue algo lejano, pero eso permitió que muchos salieran huyendo de la escena dejándolo a él solo, completamente solo con un montón de cuerpos. Su Omega aulló solo sin soportarlo más, aulló por la pérdida, por el dolor que empezaba a expandirse por su alma, que empezaba a consumirlo como un veneno mortal. Aulló por el abandono de su compañero.
Sintió unos brazos rodearle y lo estaban protegiendo, parecía estar gruñendole a alguien, pero a él ya no le importaba nada, quiso salvar a todos los que amaba pero los termino alejando. Él los condenó, al final nada podía hacer bien. Tal vez, nisiquiera debió vivir desde un inicio, si está iba a ser su vida, lo mejor era que haya muerto cuando lo empujaron a los rieles del tren en la línea principal. Si, debió morir aquel día, puede que haya muerto solo y sin que nadie le llorará pero así no habría viajado en el tiempo y tampoco se habría encariñado con tantísima gente que consideraría su familia y que al final terminaría viendolos morir, una y otra y otra vez.
El aroma a semillas de café era tranquilizador, pero su alma estaba rota, se separó de aquel agarre y solo acarició la cabeza de aquel Alfa que estaba dispuesto a protegerlo. Los ojos bicolores solamente lo miraron con una triste mirada, no quería ver una expresión triste en nadie más. El sería la lluvia que se llevará sus males, por lo que sonrió suavemente como una madre le sonreía a su bebé mientras le cantaba una canción de cuna.
Tal vez debió morir aquel día, pero ahora no puede dejarlos solos. Sin importar que seguiría siendo ese muro de concreto que los protegerá a cualquier costo, el siempre estará para ellos aún si ellos no estaban para él. Aún si era botado como basura el estaría ahí.
Ese día una última lágrima cayó de sus ojos, pero fue llevaba por la lluvia que solo aumento. El cielo lloraba por el héroe, lloraba por haber perdido a una persona que dió todo por cumplir sus promesas dejando sus sueños y su felicidad de lado. Hasta el mismo tiempo se sintió mal por haberle dejado una responsabilidad tan grande a alguien tan puro.
Los sueños de un pequeño niño en querer ser el héroe de todos quedó en el olvido tan rápido como una estrella fugaz.
ESTÁS LEYENDO
El Dragón Del Mar (El Dragón sin Oriente)
FanficOjos azules como el Atlántico, vacíos y profundos como el fondo del mar. Desde dentro todos lo conocían como el dragón del mar, debido a sus ojos, pero sobretodo por qué era un misterio que todos quisieran entender. El líder tenía un objetivo y sus...