Dicen que cuando conoces a las personas ya sabes a donde, como y cuando harán las cosas. Eso me pasaba en estos momentos. Sabia donde estaban las chicas y ya nos dirijiamos. Era un parque, un hermoso parque del que Haylee y Kaylee nos habían contado que fue el mejor día de sus vidas que pasaron con sus padres. Nos contaron que ese día la pasaron como nunca, su padre y su madre eran la pareja mas feliz que habían visto en todas sus vidas y para ellas eso seguiría siendo para siempre de esa manera, pero todos sabemos que no es verdad. Todo tiene un comienzo y todo puede acabar de la peor manera. Y ya lo he vivido de la peor manera. Siempre he querido saber que se sentiria crecer con tu familia, compartir tus quince años en el que ven como te conviertes de niña a adolescente, que vean que vas a la unuversidad, que su hija se gradua, todas esas pequeñas cosas. Aunque asi lo he deseado, lamentablemente nunca me pasara. Mis tíos son algo diferente, los amo de verdad pero no es lo mismo que con tus padres.
— ¿En que piensas? — Zack esta sentado a mi lado en el taxi mientras que yo pensaba. Le miro y suspiro.
— Nada. No importa. — le digo porque realmente todavía no estoy segura si decirle lo que a pasado con mis padres realmente.
— Si tu lo dices. — comenta mientras mira por la ventana. — Es el parque del que nos contaron ¿verdad? — dice y yo me limito a observarlo. Nunca me había fijado mucho en Zack, pero ahora se me hace extraño, ya no es como la primera vez que lo conocí. El me voltea a mirarme y me da pena que me vea observando lo asi que volteo la cara al cristal y contesto.
— Si. El mismo. — me limito a decirle. Realmente espero que esten ahí, confió en mi misma.
— Espero que estén allí.
Mire nuevamente por la ventana y divise el parque. Mire a Zack mientras el me sonreia.
— Señor, aquí es. — el señor del taxi paro enfrente del parque. Yo baje de este mientras que Zack pago el taxi.
— Gracias. — escuche decir a Zack detrás de mi. Se paro a mi lado apreciando el parque al igual que yo. — Deben estar aquí. — yo le mire y sonríe.
— Están aquí.
Comenzamos a caminar por el parque hasta que vi algo que ellas me habían dicho.
— Mira Zack, ahí esta el puesto de las manzanas con caramelo. — dije señalando el puesto.
— Claro... — murmuro y se volteo hacia mi. — Tenemos que ir exactamente por partes. Las gemelas siempre que venían hacían el mismo recorrido y... si mal no recuerdo nos lo contaban muy exacto. — dijo esto y me puse a penzar. Era cierto, todo el tiempo era de la misma manera y cada cosa muy detallada.
— Vamos, ven. — arrastre a Zack conmigo mientras íbamos a los lugares.
Caminando y caminando por los lugares que ellas nos mencionaban se nos había hecho ya de noche. Suspire realmente cansada. ¿Donde se suponía que estaban entonces? Las gemelas siempre nos contaban la historia con detalles y seguimos esos detalles al pie de la letra. Es imposible que se hayan desaparecido para siempre y nunca las encontremos.
— Solo nos queda la montaña rusa. — realmente esperaba que estuvieran allí como me lo imaginaba.
Corrimos hasta la montaña rusa pero para cuando llegamos ya la estaba apagando y no había nadie en esta. Vi un hombre apagando las máquinas y corro hacia el mientras que Zack corria detrás de mi.
— ¡Señor! — le grite y el se volteo hacia mi.
— ¿Si?
— Bueno, estoy buscando a dos gemelas, son casi de mi estatura o mas bajas. ¿No las a visto? — le dije con el corazón a mil rogandole a Dios que ellas estuvieran todavía cerca.