✨✨EL DESEO✨✨

✨7✨

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Y Asi pasaron varios días
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Horacio ya estaba un poco cansado, pero no se rendía, seguía caminando por las calles de la ciudad y durmiendo en callejones para volver a emprender su búsqueda.

Ese día se aventuro en seguir por una calle donde no había probado investigar.

Al pasar varios minutos, por fin logro visualizar un lugar conocido,de pronto sintio mas fuerzas debido a la alegría de poder ubicar por donde quedaba la institución donde había conocido a Gustabo.

Y asi Horacio empezó a correr para llegar lo mas pronto a ese lugar con su corazoncito a mil por hora con muchos nervios y ansias de poder volver a ver a su amable y tierno Gustabo.
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Luego de varias horas
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Por fin logro llegar a aquella institución, la cual le había dado tantos malos ratos como felices momentos.

Rápidamente Horacio con sus ojitos comenzó a buscar a aquel joven rubio tan inconfundible por las afueras del instituto.

Ya que los guardas de seguridad le impidieron el paso, pero no le miraba por ningún lado.

Asi que por instinto empezó a guiarse por su olfato para lograr encontrarlo.

Aquella colonia tan sabrosamente adictiva y un poco dulce, era tan inconfundible, era seguro que andaba cerca de ahí su tierno Gustabo.

Horacio se dejó guiar por aquel sabroso olor que siempre lo embriagaba cuando estaba junto a Gustabo, hasta que lo encontró.

Gustabo estaba solo, fuera detrás del todo del instituto, recostado en una de las paredes de este, con su espalda y un pie a modo de chico malo.

Sacando unos cilindros blancos del bolsillo trasero de su pantalón y poniendoselo en los labios.

Luego saco un objeto que sacaba fuego para acercarlo al cilindro y encenderlo.

Horacio no se explicaba el porque eso causo que sus Mejías se sintieran calientes ,y su corazón latiera con fuerza, mientras sentia su estomago revolotear un poco extraño.

Pensó que tal ves era por culpa de su actual cuerpo  humano, pero sinceramente Gustabo se miraba aún mas bello ahora.
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Gustabo seguía sin percatarse de la presencia de Horacio, sólo estaba  pensativo en su yo interior y su mirada fria mientras sacaba el humo del cigarrillo.

Horacio con su corazoncito galopando empezó a encaminarse para hablar por fin con su tierno Gustabo.

Pero alguien detuvo su andar sosteniendolo de un brazo.

Rápidamente Horacio aparto la mano de quien lo sujetaba y bolvio a ver quien paraba su andar con una mirada fría y enfadada.

-Hey calma!!, dijo el chico, levantando las manos en señal de paz.

-Que haces?!!!, dijo Horacio enfadado, pues no le permitía continuar.

-No, que haces tu?!!, quieres morir acaso?!!, dijo aquel chico preocupado.

-No, porque?, pregunto curioso Horacio, bajando un poco su enfado.

-Porque vas directo a tu boleto de viaje!!!, Acaso no sabes quien ese chico?!!, dijo muy nervioso el joven, señalando con temor y  disimulo a Gustabo

-El es Gustabo Conway, el hijo del gran Jack Conway el superintendente , dueño de varios centros educativos y empresas.

-Son super mega millonarios, por eso no te debes de acercar a el para nada, explico el chico aún nervioso.