Sacar el partido fuerte

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Era una noche de Agosto inusualmente fría cuando Harry probó que su influencia fuera del juego era fuerte.

Sin embargo, comenzaremos desde el principio, ¿de acuerdo?

Han pasado tres semanas desde el día de la historia de la llama, que cambió la vida de Louis, y ambos lograron no morir. Nunca hablaron de sexo excepto cuando iban a clases de terapia, que habían sido lo suficientemente incómodas ya que Luke constantemente preguntaba sobre su relación y sobre si Harry había puesto su alfredo cockalini en el plato de pasta de Louis. (Esa era una frase que había aprendido de Louis cuando luchaba contra Harry)

No habían tenido que discutir sobre sexo, hasta que ocurrió.

Parecía que Harry ahora pasaba todo el tiempo en el departamento de Louis. Rara vez veía a su familia, a excepción de los domingos por la noche, que eran las cenas familiares obligatorias, después se escabullía y volvía con Louis. No es como que sus padres estuvieran bien con esto, pero no querían molestarlo más; habían perdido a su hijo hace mucho tiempo, y ya era muy tarde para recuperarlo.

-Puto infierno, Harry -Louis juró, golpeando sobre la mesa de café-. Eres muy malo en este juego, ¿por qué siempre me ganas?

-¿Quizá sea porque apestas más de lo que yo lo hago? -Harry se burló, moviendo sugestivamente sus cejas.

Louis frunció sus labios, dándole una dulce sonrisa. -¿Eso es un desafío?

-Nunca dije que lo era, pero parece que esto me terminará beneficiando en mi en un largo plazo así que… sí.

Harry contuvo una risa mientras fingía abalanzarse sobre él, empujándolo contra el sofá y haciendo que su distancia con el suelo se cortara y aterrizara con un ruido sordo. Dejó un beso descuidado en su mandíbula, haciéndole crujir su nariz. -Bruto -murmuró con una sonrisa.

Y de repente estaba en control de la parte superior, moviendo sus labios con furia contra los de él mientras Louis gemía en repetidas ocasiones. Él tiró del dobladillo de su remera, indicando que él quería que estuviera fuera del juego. Trabajando juntos, eliminaron la remera de Louis con éxito, así como también la de Harry, dejando sus estómagos desnudos tocándose. Las cosas cambiaron, sin embargo, cuando él tocó la cintura de sus pantalones de chandal. -Harry -murmuró, él lo había confundido con otro gemido-. Harry -dijo de nuevo, esta vez con más fuerza.

-¿Qué? -él respondió, de repente rompiendo el beso y jadeando.

Louis buscó sus ojos para tratar de encontrar algún rastro de lujuria y encontró algo más que eso -se encontró con pasión y deseo. De repente, todas las semanas y meses de terapia se habían desvanecido. De pronto nada le importaba más que Harry, y se dio cuenta de que estaba verdaderamente enamorado de ese estúpido y loco chico

-Estoy listo.

Los ojos de Harry se abrieron mientras miles de pensamientos similares se agolpaban en su cabeza. Mark y sus clases de terapia. Sus padres. Charlie. Esta era el chico que más quería, y era a quién se lo demostraría esta noche.

En un rápido movimiento ya le estaba llevando al dormitorio, con cuidado de no golpearse en ningún mueble. Él lo colocó en la cama antes de volver a poner rápidamente sus labios, y pronto, lo único que los separa el uno del otro era la piel. Ambos habían hecho esto un millón de veces, pero parecían haber olvidado un elemento crucial que ayudaba a no producir una nueva vida y así maximizaría la seguridad.

Por suerte, Louis tomaba la píldora; pero Harry no sabía eso.

Demasiado atrapados en el momento, Harry puso su alfredo cockalini en su plato de pasta. Después de veintisiete capítulos, ¿puedes creerlo? Lo sucio finalmente se había hecho. Él empujaba dentro y fuera mientras Louis rastrillaba sus uñas a lo largo de su espalda, dejando a Harry con una sensación de euforia. Las maldiciones y los jadeos se habían vuelto tan fuertes que tenían miedo que los vecinos presentaran quejas por ruidos. Cuando ambos llegaron a su clímax, el peso de Harry cayó sobre Louis y rodó a su lado, ambos respirando muy fuerte como para decir algo.

Harry fue el primero en romper el silencio. -Bueno, esto es una mierda -dijo, rodando hacia un lado para estar frente a Louis.

Louis se congeló, con miedo de que a él no le haya gustado o que lamentara lo que acababa de suceder. -¿Qué?

-Estuvimos los dos, ambos, dos meses limpios -respondió con tristeza, pero una sonrisa descarada se posaba en su cara-. Eres muy afortunada de que mi saque de juego sea fuerte.

Él pensó por un momento antes de continuar. -Pero en serio, nunca podremos romper el hábito por el que vamos a terapia.

Louis rodó los ojos, acurrucándose contra su pecho. -Supongo que algunos hábitos son difíciles de romper.

sex addicts [l.s] ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora