No era secreto que el dulce principe mantenia una relación romantica con el rey vampiro, se podia decir que no eran los más discretos cuando decidian salir juntos.
—Principe, tiene mucho trabajo que hacer, salga otro dia con el joven Marshall.—
—Lo hago mañana, ¿Si?—
—Principe, no deberia dejar su trabajo de lado.—
—No lo dejo de lado, mentita.—
—Si lo hace, principe.—
—Hablemos de eso mañana, mentita.—
Dijo a lo que fue a buscar a su vampiro, porque si, es su vampiro. Decidieron caminar un rato por el dulce reino, se hablaban con cariño y dulzura, todos los que pasaban los veian, pero no les parecia mal, en realidad le parecia lindo. Charlaron y disfrutaron de la compañia del contrario toda la tarde, tanto que el sol empezó a esconderse en el horizonte azul.
—Estoy algo cansado, marsh.—
—Si, fue un dia divertido, ¿No?—
—Sin duda.—
Marshall tomo con delicadeza la mano del rosado para entrelazarlas, solo recibio una hermosa sonrisa salida desde aquellos labios rosas que amaba besar, solo necesitaba una sonrisa de su amado para ser feliz.
Se fueron todo el camino de vuelta al castillo agarrados de la mano, porque después de todo, era una de las muestras de amor más simples y sinceras que tenian.
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