Las mañanas solian ser de trabajo y las tardes de cariñitos de pareja, solian quedarse toda la tarde acostados en la cama abrazandose y acariciandose con amor.
—Estaba pensando.—
—¿En qué estabas pensando?—
—Deberiamos ir a cenar algún día a, no lo se, un resturante— se acurruco a su lado mientras recibia suaves caricias desde la nuca hasta la espalda baja —¿No crees?—
—Supongo. Aunque prefiero estar aquí solitos haciendo caricias que en público.—
—Entonces quedemos aquí toooda la tarde y la noche y el día.— le dio un dulce besito en la nariz —Quiero quedarme así contigo toooda la vida.—
—Yo también, bubba.—
Las palabras romanticas se podian escuchar por toda su habitación, se demostraban cuando se aman con palabras, besos, caricias, etc.
Mentita no tenia permitido entrar cuando el principe estaba con Marshall, ni siquiera para avisarle sobre que estaba lista la cena, no podía interrumpir los momentos romanticos que tenían.
Las caricias consistian en suaves toques en la cabeza, cadera, espalda y nuca, podian ir más abajo pero sin llegar al siguente nivel, con solo esas suaves caricias eran felices, que las manos del otro tocaran su cuerpo con cariño les bastaba, nunca pedirían algo más que eso, porque con eso les basta y sobra.
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