Ir a las salas de vudeojuegos es divertido, ¿No? A excepción de cuando te pones a pelear por el premio.
-¡Ese premio es mío!-
-¡No, es mío!-
La pelea era simple, el dulce príncipe y una señora forcejeaban por el oso de felpa gigante, era un premio que le iban a regalar a sus respectivas parejas, pero al parecer no se iba a poder.
-¡Devuelvemelo, perra!-
-¡¿A quién le dices perra?! ¡Vieja momia!-
-¡Por favor tranquilizate, bubba!- dijo separandolo de la señora -No vale la pena pelear por un peluche-
-No es cualquier peluche, ¡Es tu peluche!- se molesto para después sonrojarse -era un regalo para ti.-
-No importa, ¿Si? Lo que menos quiero es que salgas herido, bubba.-
-Claro, porque es un debilucho.-
-¡¿Qué demonios dijo debilucho?!-
Ahí fue cuando la pelea se puso peor, ya que las respectivas parejas del los principales contrincantes se pelaron a golpes, nadie podia ofender a su pareja y no lo iban a permitir. Algo romantico de cierta manera, ¿Verdad?
-Señores, separence por favor.-
Una de las empleadas fue a separarlos, probablemente serían despedidos si llegaban a romper algo.
-Ese premio es mío, yo lo gané.-
-Eso es mentira, yo lo hice, mujer ciega.-
-¡Por favor paren!- dijo molesta -Si quieren saber quien ganó revisemos las camaras, ¿bien?-
-Si.- dijeron el príncipe y la señora.
La mujer puso el video y revisaron la que sucedio. El príncipe ganó.
-Vea, le dije que yo gané.-
La señora le devolvío el oso gigante al dulce y este se lo dio a su amado. Sin duda un día que recordaran por años.
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