Capítulo 9: Libro de Sombras

46 17 3
                                    


Maud

Esta mañana, por primera vez en mucho tiempo, me sentí viva.
Que molesta no poder controlar mi poder es innegable, pero tener acceso a todo el conocimiento que necesito para dejar de ser una inútil me reconforta.

Acostada en la cama, deslizo el cristal lechoso de una mano a la otra intentando recordar. Empleo el blanco techo de mi habitación como pizarra para proyectar imágenes mentales:

La energía está en todas las cosas, ya sean animales, vegetales o minerales.

Esta no se crea ni se destruye, se transforma. La acción de reconocerla en mi interior o a mi alrededor, se llama entender. Cada vez que la use, recibiré el mismo efecto en sentido contrario. No debo usarla para dañar a los demás.

El Todo es la convergencia de energías existentes en el mundo, una gran red a la que nos conectamos para subir y bajar información. Allí reposa el poder y solo es posible acceder a él en pequeñas dosis, de otro modo, nuestros cuerpos no soportarían la experiencia.

Por eso es tan importante mantenerme en control, escuchar a Glenn y no perder mi paciencia...

Creo que hasta ahí lo tengo bastante claro.

Después de hoy miro en retrospectiva los últimos días con un cambio de actitud. Ahora entiendo por qué él actuaba de un modo tan exasperante, por qué mentía.

Entiendo no debe ser fácil explicarle a una chica de 17 años (que recién quemó vivo a su exnovio) el hecho de ser una bomba de relojería mágica.
He presenciado en primera persona los efectos de su mirada cuando no miente, esa sensación resinosa y vomitiva que causan en la boca del estómago sus ojos verdes. Comprendo la necesidad de disfrazarlo, incluso lo agradezco.

Aclaró que ese asco que siente al tocarme no es nada personal, no le gusta tocar a nadie en absoluto.
Le dije que entiendo, mas admito que, muy en el fondo, me hace sentir rechazada.
¿Rechazada por qué, Maud? ¡Él me trajo aquí, fingió por encima del asco para que yo esté bien, no ha parado de darme respuestas desde entonces! ¿Qué cojones quieres decir con rechazada?
¡Lo sé! Sé que es bastante inmaduro por mi parte, pero no puedo evitarlo.

Un rinconcito en mi mente no para de aferrarse al recuerdo de nuestros cuerpos abrazados en el pentagrama; no para de repetir que mientras mi corazón taladraba su palma, el suyo quería arrojarme lejos y lavarse las manos de forma compulsiva.

Me estoy comportando como niña, lo sé, y no puedo darme el lujo de comportarme como niña en este momento.
No cuando Glenn se tomó el tiempo de ordenar cuidadosamente mis libros en el orden que debo leerlos. Incluso me dió una agenda para que tome notas. Sería estúpido iniciar un berrinche infantil habiendo tanto por hacer.

La agenda es de cuero negro, con pentagrama acuñado en el frente cual sello de cera tipo carta medieval. En el lomo de la misma sobresale un relieve delicado: la perfecta representación de Luna en todas sus fases. Al separar las densas tapas del objeto, una frase grabada en plata recibe al lector: "Libro de Sombras".

Glenn me ha dicho que esa agenda es una extensión de mi mente, que debo escribir en ella todo lo que considere necesario durante mi aprendizaje; para así tener un testimonio gráfico de los conocimientos y experiencias que vaya recolectando.

Desvío mi vista de la agenda y acerco la mano derecha hacia el libro en lo alto del montón a mi lado. Mis dedos recorren la carátula rugosa antes de levantar su peso sobre el frío ambiente que es esta habitación con olor a nada.
"Terminología Mágica", el título del grueso ejemplar que sostengo. Por razones desconocidas, a pesar de no haber encontrado jamás aquella lámpara que salí a buscar, puedo leer claramente cada línea que enfocan mis ojos verdes.
De repente no noto la oscuridad tan oscura, podría llegar a describirla incluso como acogedora.

Soy una bruja [En Progreso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora