♦ 7 ♦ UN NUEVO AMIGO

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CAPÍTULO 7 / UN NUEVO AMIGO

Tenía los ojos rojizos e hinchados y moqueaba... El frío atravesaba la ropa de Einar y me congelaba la piel. Me sentía enojado, triste y extrañaba mi hogar. No sabía como tenía que responder ante la orden del príncipe. Estaba cansado de todos estos sentimientos que me obligaban a amar, pero no podía hacer nada, sólo podía seguir caminando con ansias de llegar a mi cuarto y descansar. Estaba apresurando el paso cuando a lo lejos veo que se acerca un hombre en caballo. Venía a darme el alcance, aparentemente por que el caballero no dejaba de mover la mano ( llamando mi atención), apenas baja del caballo se saca el casco y entonces me quedo mirando su cabello rojo carmesí. Este llegaba a la altura de sus hombros, y lo llevaba medio recogido a la mitad pero no sólo su cabellera roja llamaba la atención sino que sus ojos también. Eran del mismo color ( típico de ese reino). Muy hermosos y cautivadores por cierto... Pero fue su mirada, la cual transmitía alegría lo que hizo que me sintiera como en casa. 

''Hola. Mi nombre es Egil.'' El pelirrojo no deja de sonreír. Parece que está de buen humor. ''El príncipe me dio la orden de escoltarlo. ''

El misterioso caballero no dejaba de mirarme y eso sólo me pone más incómodo de lo normal. 

''¿El príncipe Einar?'' Pregunto todo confundido. 

''Lo ayudare a subir al caballo. Llegaremos rápido.'' Egil trata de persuadirme y ya no me sorprende los músculos desarrollados en él ya que es un caballero del reino del sur. Se ve muy fuerte, me pregunto si podrá vencer en puños a Einar.

''No gracias. Quiero caminar.'' Trato de alejarlo de mi, así que lo esquivo y está vez Egil extiende los brazos, pienso que me abrazara con fuerza y sólo atino a cerrar los ojos pero después de unos minutos los abro y Egil sigue en la misma posición.

''No. No entiende. Tengo la orden de llevarlo.''

La expresión de Egil es de preocupación, trata de sujetarme del brazo y suelto un pequeño quejido que lo toma por sorpresa haciendo que me suelte. Se asuste un poco, me mira como si fuera frágil como una pieza de cerámica que puede romperse en cualquier momento. Trata de sujetarme pero a la vez no. 

''Disculpe. No quise... ¿Está lastimado?''

Pregunta con angustia.

''No. Sólo me caí de un árbol.'' 

Le respondo sin ganas.

''¡Entonces con más razón tengo que llevarlo para que atiendan sus heridas!'' 

Se asusta y se apresura en tratar de sujetarme de cualquier parte de mi cuerpo pero entonces lo piensa y se queda mirándome fijamente. Como si estuviera cautivado de mi presencia...

''¿Pasa algo?''

Le pregunto mientras sujeto la correa del caballo con una mano y con la otra sujeto su mano para tomar impulso y subir al caballo. Él se pone un poco nervioso y niega con la cabeza.  Me doy cuenta que su mirada cambia a una expresión de tristeza, aunque sólo es por unos segundos, por que luego sonríe. Se compadece de mi y me ayuda a subir al animal. Claramente había sido atacado por una especie de fiera salvaje que no conoce el concepto de ''Modales''. Tenía una herida en los labios producto del beso que me dio Einar, y estaba hecho un desastre. Entonces dejo de darle vueltas al asunto y sujeto su cintura para no caer. Cuando el caballo empieza a andar, recuesto parte de mi rostro en su espalda. Olía bien, me recordó aquellos tiempos donde Diago también me llevaba a pasear en caballo. Perdíamos el tiempo en las tardes hasta que el sol se ocultaba, también jugábamos en la pradera con las cabras y ovejas. Lo ayuda en sus quehaceres diarios, y el me ayudaba en las tareas que me dejaba el maestro. Diago era bueno en matemáticas. Quisiera verlo otra vez...

¿Un PRÍNCIPE en mi casa? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora