Luna Carmesí
Era una tormenta aterradora, la noche estaba envuelta en una violenta y voraz hecatombe climática, la helada briza soplaba inclemente por aquel bosque solitario, la lluvia fina caía como gotas cristal rompiendo todo a su paso, era la escena perfecta para la barbarie que daba el interludio a la escena siguiente.
Pasos apresurados, jadeos de terror y cansancio, entre la oscuridad se podía distinguir una hermosa y larga cabellera oscura, algo que contrastaba con aquella hermosa piel blanca de porcelana, la dueña de estás características era una joven mujer quien llevaba entre sus brazos a dos pequeños niños quienes aterrados miraban hacia atrás, el demonio venía por ellos, sus inocentes ojos buscaban distinguir a quien los perseguía cuál sombra de muerte pero era imposible, la mujer giró su cabeza buscando lo mismo que los pequeños pero la noche no le permitió obtener resultados, ya no escuchaban los disparos de gracia, no se oía las risas desquiciadas, volvió a ver al frente frenando apresuradamente pues había llegado al final.
— no puedes escapar, nadie vendrá ...
A lo lejos escuchó su voz, ese demonio estaba por llegar, jadeantes miró a las criaturas que asustados se aferraban a sus ropas, sus ojitos llorosos expresaban el terror que tenían en ese momento, ellas estaba peor pero no podía dejarse de ese sentimiento, ellos dependían de ella.
— mamita...
La mujer los abrazo besando sus cabezas repetidas veces mientras buscaba una salida y calmar su corazón quien latía violentamente, necesitaba una manera de salvarles hasta que vio al final de abismo, no había más escapatoria, quizás era arriesgado pero la única forma de salvarse era una distracción, se arrodilló al borde del acantilado dejando su amargo llanto de lado, soltó a sus pequeños quienes eran dos hermosos gemelos idénticos de no más de cuatro años quienes aún tenían esa expresión de miedo, sus ojitos estaban rojos por el llanto.
— Inoko... Mi bella estrellita, necesito que hagas algo por mi... Aoba depende de ti desde ahora — les dijo la mujer mientras les acariciaba la mejilla. — sobrevivan por favor no mueran y busquen ser felices... Los amo mucho recuerden que papá y mamá los amaron hasta la muerte.
— mami no digas eso... Vamos antes de que el demo....
La voz de la pequeña niña de cortó al sentir como eran empujados al abismo, su madre les sonreía mientras las lágrimas se derramaban sin control
— ¡SOBREVIVAN!
— ¡MAMÁ!
los pequeños cuerpos cayeron al agua de aquel río escuchando de fondo aquel sonido que se grabaría en sus memorias.
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.BAG
Cinco años después
Lentamente sus párpados se abrieron dejando paso a el brillo verde que casi muerto se quedaba mirando el cielo nublado, el frío estaba aislado gracias a las polvorientas mantas que tenían, parpadeó buscando volver a la realidad, unos brazos se aferraban a su cuerpo buscando protección, su cabeza giró para ver a su gemelo, Aoba dormía plácidamente como si no hubiese preocupación alguna, como si no estuviesen durmiendo en un callejón húmedo y mohoso, por su mente pasaron los recuerdos de su corta pero infernal vida, de como sobrevivieron en el bosque gracias a la ayuda de su madre jabalí, de como tuvo que hacerse fuerte y hábil por su hermano y de como terminaron en la ciudad, soltó un suspiro y se levantó lentamente dándose cuenta de que ya era tarde, debían buscar comida, sus ropas estaban algo rotas y pequeñas pero no importaba, habían aprendido a sobrevivir gracias a su madre jabalí, aquel cerdo los había salvado aunque no recordaban nada de su vida antes de eso hicieron lo posible por sobrevivir, ella había adoptado la posición de alfa buscando cuidar a su gemelo, protegiéndolo de todo, su corazón le pedía aquello y lo amaba demasiado como para no hacerlo, eran ellos contra un mundo cruel.
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Kurayami
RandomInoko Hashibira a dedicado su vida a proteger lo más preciado en ella, su hermano, sin importar nada a luchado por ser fuerte por él pero gracias a una orden de su organización conocerá a Mikey un rubio que pondrá su mundo de cabeza pero no todo pue...