⟨⟨• ☯ UNO ☯ •⟩⟩

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Karma

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«Soy consciente de que tengo muy mala suerte. De que mi vida es horrible.»

Esos eran probablemente los pensamientos que estaba teniendo el chico que se encontraba del otro lado de la sucia celda. A pesar de estar envuelto en un abrigo blanco diseñado para contener locos, aguantado con fuertes cinturones y con su visión obstruida, Fyodor estaba totalmente seguro de ello.

—¿De verdad es él? —preguntó. Era un adolescente de unos 16 años.

—Sí. Es el monstruo que pidieron.

—Esta es la recompensa pactada. —el muchacho le tendió una bolsita de piel llena de ...joyas, diría Fyodor, debido al sonido.

Debido a lo que ya sabía.

—Ten cuidado —advirtió el hombre que se mofaba de haberlo capturado. Pobre iluso estúpido—. Si hablas con él, te robará el alma. Su poder es muy problemático.

Dicho esto, se escucharon pasos alejándose. Un sobresalto del chico fue seguido del chasquido de las cerraduras al abrir la celda.

Fyodor contuvo una risita burlona al percatarse de la acelerada que estaba la respiración del niño, visiblemente nervioso de tener a un monstruo come almas frente a él. Reiría, pero tenía trabajo que hacer.

El tirón en su cabeza fue reemplazado rápidamente por el aire fresco y húmedo del exterior. El sabor salino se acumulaba en su lengua con cada inspiración.

Fingió confusión, gratificado por el gesto de terror plasmado en los ojos azules del muchacho. Era tan fácil asustar a los humanos. Podría haber actuado normal, pero eso no sería divertido.

La risa escapó de su garganta de manera escalofriante mientras sus iris violetas observaban divertidos al ejecutivo de la Port Mafia que se encargaría de interrogarlo.

«Hola, A. ¿Te apetece un juego de cartas?» —pensó y sus correas fueron cortadas. Se masajeó las muñecas. Se regocijó en su interior—. «Tan sencillo... »

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—Te mataré.

Ah, tan hipócrita era el ser humano.

Después de haber dicho esas palabras, A le había reventado una botella de vino en la cabeza. Ahora su gorro estaba arruinado, igual que el cuello de ese ejecutivo que tenía enfrente y había creído que un simple chantaje era suficiente para tratar con él.

Todo esto ya estaba planeado.

Y A estaba siguiendo el libreto a la perfección.

Oh, acababa de explicar su habilidad: capaz de convertir la vida de las personas en joyas; y el hecho de que el collar que llevaban puesto solo podía ser colocado si ellos accedían y después, sería imposible de quitar.

El chico que lo recibió suspiró ante esto.

«Interesante.»

El reloj estilo ingles dio las 8 en punto de la noche a través de unas campanadas. El muchacho se acercó a él desde atrás.

—Ríndete —dijo—. No le ganarás a A.

[In] Sensibilidad ☦ Fyodor Dostoyevski • Bungo Stray Dogs ☦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora