⟨⟨• ☯ SEIS (3/3) ☯ •⟩⟩

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Débil al frío

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(Parte 3)

El cerebro le quemaba y le dolía, si es que eso era biológicamente posible. Sentía que cada una de sus células tenía un pequeño martillo y estaban dando lo mejor de sí para tocar el gong contra las paredes de su cráneo.

(—¡Vamos, chicas; sois la caña! —gritaba una neurona seguida de las anteriores.

—¡¡¡Siiiiii!!! ♪ \(^ω^\ )( /^ω^)/♪♪ )

Fyodor no sabía si la medicina que había tomado era en realidad droga, pero nada en esos momentos parecía tener sentido. Un segundo era él, ese demonio insensible y calculador, tirado sobre su duro futón, sobrepasando un resfriado mal atendido por sí mismo. Y al otro, era su antiguo yo, ese niño solitario y triste al que le fue obligado crecer demasiado rápido, olvidándose de aprender y limitándose a desechar.

El amor y las emociones fueron las primeras cosas que sufrieron de esas consecuencias.

Las primeras cosas en ser eliminadas.

Un segundo, escuchaba las voces —lejanas, muy lejanas; como si estuviese metido en una piscina llena de agua— de Gogol y Sigma, hablando de él pero no con él. Entendió que su diatriba era para hacer tiempo y esperar a que su fiebre bajara. Porque estaban preocupados.

¿Qué debería sentir él por eso? ¿Por ser el receptor de emociones cálidas? ¿Por una vez no ser mirado con deseos de muerte?

No lo sabía...

La fiebre debe haber subido otra vez, porque la bruma pesada que lo envolvía hacía un rato regresó. Y con ella, la confusión.

Porque en estos momentos estaba en su propia piel. Sólo que él no sabía que era un recuerdo...

Un recuerdo que, como todo referente a él, estaba enmarcado en sangre y manipulación.

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El viento soplaba sin parar y se sentía cortante contra su ropa. La capa que llevaba a conjunto con su ropa blanca se agitaba tras de él, como una estela de un cometa que pasa en medio de la oscura noche, solo que esta no traía consigo luz brillante de gases cósmicos, sino terror y futuro caos.

Desde su posición en el techo de un alto edificio en el extremo norte de Yokohama se podía observar todo: casas, negocios, parques, la hermosa bahía que reflejaba la luna azul. Sus iris también brillaban, pero el destello era púrpura; enfriaba el ambiente, acompañado por el propio frío seco del vendaval que batía a esa altura.

La atmósfera era fría.

Él lo era.

Su corazón también.

Ni siquiera la sonrisa en sus labios podría considerarse como algo cálido.

—Qué divertido. —dijo Fyodor, riendo para sí, porque él sería el único capaz de entender el motivo tras esa sonrisa. A la espera de algo... Algo que tenía calculado desde hace tiempo.

Un dragón gigante.

Habilidades asesinas.

Y, solo quizás, una manzana roja dejada en la escena de cada crimen.

[In] Sensibilidad ☦ Fyodor Dostoyevski • Bungo Stray Dogs ☦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora