Shuichi Saihara, un niño de 9 años que se tuvo que ir de donde vivía hacia una especie de playa de rocas. Esto fue debido al fallecimiento de su padre, lo que su madre aprovechó para ir a ese lugar y estar con la familia del fallecido.
Sin embargo...
1— Este capítulo quizás no va a hacer lo suficiente largo como para recompensar todo mi tiempo sin escribir, pero quiero dejar este capítulo como "Final de la primera parte" (más tarde entenderán)
2— Va a contener muertes y suicidios, aunque el mencionamiento de ambas será poco, pero bastante importante para la historia y el futuro de esta.
Dicho esto, ojalá disfruten de este capítulo y tengan mis más sinceras disculpas.
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En esos momentos en los que la oscuridad le consumía, pudo escuchar diferentes sonidos. Entre ellos, la voz de su madre, kokichi y otros sonidos que escuchaba entrecortados.
Una vez notó que conseguía abrir sus ojos, lo hizo poco a poco, notando algo de dolor en su cuerpo. A su lado estaba su madre, con el teléfono. Una vez que esta le vio con los ojos abiertos, le sonrió, algo preocupada.
— ¿Cómo despertaste? ¿Te duele algo? — Su cara estaba tranquila, pero se notaba preocupación en ella. Estaba seguro que le tuvo que dar un gran susto.
— Siento que me duele un poco el cuerpo.. pero estoy bien.
Había sido un susto para todos. Todo el tiempo que estuvo en el hospital, tuvo la compañía de su madre, todo y cada uno de los días. Pronto podría ir a casa, sin embargo tendría el brazo escayolado. Por más días que pasaran, ni uno solo tuvo la compañía del de cabellos morados, nunca apareció a visitarle. Cada vez que preguntaba por el menor, su madre cambiaba de tema o se quedaba en silencio. Esas acciones hicieron que sus ganas de darle lo antes posible del hospital aumentaran, debido a la posibilidad de que le haya pasado algo a su amigo.
Su madre también le contó sobre las demoliciones de las casas — aunque él ya lo supiera — de esa zona, y que supuestamente habían decidido hacer el trabajo lo antes posible. En cuestión de semanas toda la zona sería arrasada. Eso provocó que algo de tristeza aumentara en su rostro, no podía ver capaz que sucediera eso. Quizás esos días serían los últimos que viera al de cabellos morados. Eso hizo que un extraño dolor apareciera en su pecho, uno bastante fuerte, uno que había sentido anteriormente tras la noticia de su padre. Pero eran cosas diferentes, en ese momento no lo entendía perfectamente.
Al menos él tenía suerte de tener una madre como la suya. Él al menos podría tener una casa, ya que ella había conseguido buscar un hogar. Supuso que cuando hablaba con la madre de Kaede esa pudo haberle ayudado un poco, pero no se quería meter en temas de adultos.
Tras salir del hospital.
Cuando volvió a respirar el aire de la calle y no ese extraño aire de anciano en el hospital, hizo que se tranquilizara. Sin embargo, ahora que había visto el nombre del hospital se sorprendió. No fue una sorpresa leve, fue bastante grande.
