Ocho. El ataque.

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Dos años después:

El tiempo había pasado, ya tenía catorce años y mi entrenamiento del aire control había concluido. Ya se me podía considerar maestra aire, yo había pensado que cambiarían de opinión y me darían mis flechas, pero no, en cambio me dieron otra cosa que la verdad después de escuchar como mis demás compañeras gritaban agradecí demasiado. En vez de tatuarme todo el cuerpo lo que hicieron fue tatuarme el símbolo de los Nómadas Aire.

También había llegado la hora de partir hacia el templo del aire del Sur para conocer y traer al Avatar Aang al templo del Este

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También había llegado la hora de partir hacia el templo del aire del Sur para conocer y traer al Avatar Aang al templo del Este.

Había guardado un poco de ropa para el camino, había tomado también mi planeador y mi bolso.

El monje Wong y yo ya teníamos todo preparado para irnos así que nos subimos a su bisonte volador llamada Nana.

El viaje fue rápido y algo raro, porque por el camino logramos ver barcos de la Nación del Fuego. Le dije al monje Wong pero él dijo que no me preocupara que a lo mejor se trataban de exploradores.

Suspire. Los Nómadas Aire siempre ven el lado bueno de la personas.

Al llegar al templo el clima había cambiado, el cielo se había vuelto gris, estaba lloviendo a cantaros y una presión se había instalado en mi pecho.

Fuimos directamente a donde se encontraban los monjes y saludamos. El monje Gyatso, se levantó y dijo que iba por a Aang. A los pocos minutos regreso corriendo y aviso que el Avatar se había ido.

El monje Wong decidió que nos quedaríamos hasta que encontraran al Avatar.

Y que hacía yo, pues me dedicaba a seguir entrenando, esperando, y entrenando, y esperando. Esa presión que se había instalado en mi pecho no se había ido en ningún momento, lo único que podía deducir fue que como Aang y yo estábamos conectados, mi espíritu o una parte muy adentro de mi sabía que algo malo le había pasado.

Tres días habían pasado y aun no teníamos noticias de Aang. Ese día me había despertado con un mal presentimiento, decidí que sería un buen momento para despejarme y usar un poco mi planeador.

Volaba entre las nubes, daba vuelta, me dedicaba a pensar y reflexionar sobre las cosas que habían pasado últimamente y lo que iba a pasar, como el cometa que pasaría ese mismo día. Todo iba bien hasta que por un descuido no vi una nube de humo negro y lo termine atravesando, haciendo que me ahogara un poco con esta.

Voltee hacia abajo para ver qué era lo que provocaba tal humo, quede en shock. Un ejército de la Nación del Fuego iba directo hacia el Templo del Aire, me di la vuelta para avisar lo que pasaba, pero los soldados lograron verme y comenzaron a lanzarme bolas de fuego.

Aterricé cerca del templo y corrí hacia donde estaban los monjes.

—¡Monje Pasang! ¡Monje Pasang! —llegue gritando.

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