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Removió ligeramente su naricita tratando de evitar lo que sea que le este provocando comezón, llegó a gruñir por la molestia de no quitar la comezón que empezaba a hacerle sentir ganas de estornudar y lo que más llegaba a odiar luego de la perfección de Kita era estornudar.
Sin poder quitar la comezón o ganas de estornudar, soltó su típico estornudo de gatito del cual se avergonzaba totalmente debido a lo raro que sonaba en comparación a lo que se suponía debía ser un estornudo normal, a veces hasta llegaba a aguantarse las ganas de estornudar con tal de no soltar ese asqueroso estornudo que solo le salía solito sin que él quisiera soltarlo así.

-Los estornudos de mi hermano son lo más lindo del mundo - de la puerta de su cuarto la voz infantil de su hermana se adentro a sus cuatro paredes golpeando sus oídos irritandolo un poco. -Hades ven a mi.

Y la pequeña bolita de pelos que tenían de mascota se levantó del cuello del mayor, la peluda colita de Hades era la culpable de su molestia en su nariz, mirando al pequeño zorro de fuego que se lanzó a su hermanita desapareciendo ambos de su vista para que luego el grito de su madre dijera -Rintarou, tu amigo está aquí. - ¿había invitado a alguien allí hoy? No que recuerde.

-Ya voy, ma - contestó y sin cambiarse, con su pijama, que ya de por si era vergonzosa, pero extremadamente cálida y cómoda para dormir, puesta miró al inesperado invitado. Se arrepintió de la infinidad de cosas que había hecho en su vida para que Dios le pusiera de castigo que el chico, del que por cierto llevaba enamorado más de un simple año con el que se la pasaba follando como conejos en celo, estuviera delante suyo a punto de reír viendo la pijama de chimuelo que poseía el chico -tragame tierra. - fue lo único que salió de sus labios en un murmuró que Osamu pudo escuchar debido a la cercanía que tenían actualmente.

-Yo venía aquí porque cierto chico me prometió ayudarme con matemáticas - respondió Osamu levantando su cuaderno dejandolo a la vista de Suna quien seguía con las plegarias de que se lo tragara la tierra ahí mismo, el lado bueno del asunto era que, por lo menos, estaría con el mayor.

-Vamos a mi cuarto entonces - contestó caminando con el peligris detrás suyo, si mal no recuerda su mamá y su hermana se irían con Hades al veterinario, por ende estaría a solas con Osamu, lo cual era bastante preocupante para su cuerpo que aún se estaba recuperando de su última "reunión" -voy a ser sincero Samu, - hizo una pequeña pausa mirando a su cuarto escuchando la puerta cerrarse dejando la casa en total silencio junto al inconfundible sonido de la suave y casi inperceptible respiración del mayor -no vamos a tener sexo.

-Es que yo enserio requiero de la bonita ayuda que generosamente me prometiste el otro día. - confesó escondiendo un poco su cara mostrando su cuaderno con vergüenza -Además linda pijama.

La mofa por su pijama lo hizo tomar la decisión de cambiarse mejor, pidiendo a su compañero de equipo y sexual que se quedará afuera por mientras se cambiaba.
Al abrir la puerta dando la orden de pasar al menor quien gustoso se adentro a su habitación observando de todo hasta llegar a la cama y sentarse -la redecoraste? Se ve bien, bastante la verdad - comentó mientras dirigía su mirada a Rintarou, se detuvo a ver las piernas desnudas del mayor -¿qué es esa ropa? Y ¿por qué me atrae tanto?

-Te dije que sin obscenidades, pervertido de primera - dijo mirando a Osamu comerlo con la mirada, ya tenía miedo y es que algo que había aprendido del Miya era que cuando tenía esa mirada brillante desbordante de lujuria que se miraba profunda y deseosa de hacer de todo con él, lo más probable es que no pudiera caminar hasta dentro de cinco días y eso le aterraba de sobre manera.

-¿La punta? - negoció sabiendo lo que el menor tenía en mente recibiendo una respuesta negativa a su pedido -la cosa completa o lo que sea, pero dejame dominarte ya. - ante tal pedido Suna suspiro, y es que ese chico podría aparentar ser un santo que fue cruelmente corrompido por Rintarou, la verdad era al revés, el menor fue corrompido lentamente por ese adicto a follar, hasta creía que tenía un problema pues no podía estar ni cinco minutos sin insinuarse a Suna proponiendo cualquier cosa para que este acepte su petición.

Dulces Labios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora