ᴀʟʟɪsᴏɴ
Abrir los ojos y sentirse perdida sin deseos de nada, con ganas de que todo lo vivido haya sido un mal sueño es justo la sensación que tengo esta mañana. Cuando mis ojos divisan las hojas y troncos que conforman en techo y mi cuerpo recuerda que está en una cama de los mismos materiales, lágrimas silenciosas comienzan a recorrer mi rostro.
¿Cuánto tiempo más podremos soportar aquí?
Los recuerdos de la tormenta de ayer erizan los mis vellos, estamos en pela temporada de huracanes, es cuestión de tiempo para que uno nos atrape en esta isla de mierda.
Un roce en mi mano hace que de un pequeño respingo debido a la sorpresa. Mis ojos se encuentran con la mirada gris tormenta más bella de la historia (es curioso como sus ojos pueden lucir azules o grises con la luz) La preocupación es evidente en ellos y casi de manera instantánea sus manos van a mis mejillas para eliminar los restos de lágrimas que allí se encuentran.
Ayer después de que me trajo en medio de la tormenta me quedé dormida sintiéndome protegida como nunca en sus brazos. Siento como si una barrera desconocida hubiese desparecido para nosotros.
—¿Qué pasa rubia? ¿Qué te tiene así?
—No quiero más tormentas. —Respondo en un susurro. —Quiero paz, quiero volver a despertar en mi cama. —Mis labios forman un puchero involuntario, soy consciente que me estoy comportando como una cría, pero la situación me sobrepasa.
Una tenue sonrisa se dibuja en sus labios, la mano que acaricia mi mejilla se pierde en los mechones rubios de mi cabello, despeinándolo aún más.
—El día que te des cuenta de que mi cabello no es rubio natural, te sentirás estafado. —Bromeo, en un intento de lucir menos estúpida, pero en sigue con la mirada en su mano. —Oye...
—No me gusta verte llorar. —Sus ojos vuelven a encontrarse con los míos y veo tantas emociones en ellos que me siento aturdida por la intensidad. —Lo odio y no soy capaz de entenderlo... Pero sigo sintiendo esta necesidad estúpida de tenerte a salvo y feliz.
Un suspiro abandonó mis labios, el delicioso mensaje en mi cuello cabelludo, sus palabras y la intensidad de su mirada eran sumamente hipnotizantes para mi,el momento es tan él, tan yo, que a pesar de que el contacto entre nosotros es mínimo, la caricia se siente como el abrazo más reconfortador.
—Deberíamos hacer algo para olvidarnos de dónde estamos. —Murmuro perdida en la caricia pero el brillo perverso en su mirada me hizo darme cuenta del doble sentido que se le podía dar a las palabras. —No me refiero a eso, tonto.
—¿Ah no? —Levantó las cejas. —Yo creo que si.
Solo pude poner los ojos en blanco, ya que es muy probable que me ruborice si suelto alguna palabra. (Si no es que estoy ruborizada ya)
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La Isla [Historia Corta] ✔©
RomantiekElla en la muerte encontró la vida, él la razón de vivir. »Portada por @splendidsin