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—Eso se siente bien.

Estaban en la sala común, abrazados en el sofá al lado de la chimenea. Harry continuó besando su rostro; alternó entre mejillas, nariz, labios, párpados, frente y barbilla.

—Eres muy pegajoso.

Como protesta, mordió su cachete.

Draco rió —Noooo, Potty, déjame.

Una joven de quinto año se paró frente a ellos— Uhm… ¿Malfoy?

El omega se enderezó y alejó un poco al alfa, sin embargo, Harry dejó enredado su brazo en su cintura.

—Puedes decirme Draco, Rosie.

La chica se sonrojó y comenzó a enredar un mechón de su pelo en su dedo.

—Quería agradecerte por la tutoría de Pociones y uhm… —lanzó una mirada rápida a Harry— ¿conoces a mi hermana Annie? Es de Hufflepuff.

Asintió extrañado.

—Pues a ella le g-gustas mucho…—Harry se tensó, pero soltó una larga respiración. Sintió la vibración de un gruñido en su pecho que no llegaba a salir del todo— y no quiere acercarse porque es dice que tienes novio, pero yo le dije que no estás enlazado y aún tiene una oportunidad. —con confianza, puso los ojos en blanco— Bueno, te tengo una pregunta, ¿Del uno al diez qué tan comprometido estás con Potter?

Que Draco tardará en decir un número hizo que el corazón de Harry se hundiera. Sintió que sus extremidades se aflojaron, incluyendo su brazo que apretaba su torso.

Aun así, notó la incomodidad de su novio y tomó la riendas de la situación.

Quitó su brazo de Draco, alejándose de él —Rosie, tu hermana está mayorcita para conseguir sus propios ligues. No juegues al cupido o todos te van a detestar por chismosa.

Frunció el ceño— No soy chismosa.

Harry se inclinó y sonrió falsamente— Astoria no opina lo mismo.

Abrió los ojos con preocupación. Astoria es una de las chicas más populares y agradables de la escuela. Nunca es bueno tener a alguien como ella en su contra.

Intentó una última vez —¿Draco no puede contestar mi pregunta?

Harry gruñó— Ya largate.

Sus pasos fueron apresurados al irse en dirección de un grupito de menores. Harry quitó la cara de enfado y se tiró al otro extremo del sillón, ya sin ganas de mimar al omega.

Draco le miró tranquilo.

—Diez, Harry. Juro que iba a decir diez.

Asintió, sin ceder a los ojitos de cachorro que estaba lanzando en su dirección.

—¿Me abrazas?

—No me apetece.

—Bien.

Lo miró ofendido. Pero Draco sonreía travieso antes de tirarse a su regazo y frotar su mejilla contra su hombro.

El olor a manzana verde dulce llenó sus sentidos. Le abrazó por la cintura de nuevo— Mío.

El ronroneo de Draco fue demasiado tierno como para seguir enfadado.

GruñidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora