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—...¿Y por qué en la muñeca?

—Porque a Harry le gustan mucho mis manos.

—Entonces él lo decidió.

—No. Yo le dije sitios donde podía hacer la marca y él escogió uno entre mis opciones.

—Uh, bien. ¿Y qué se siente?

—Mi omega está más sensible de lo normal. Mis instintos reaccionan a él con naturalidad y pues… el sexo es genial.

—¡Draco!

Hermione le reprochó con un puchero bochornoso.

—¿Qué? —sonrió— Tú preguntaste, yo respondí.

La beta negó divertida— No tienes remedio.

No contestó. Estaban en la biblioteca estudiando Runas Antiguas.

La afinidad de sus intereses en el estudio hizo que naciera una amistad en tercer año, cuando ambos botaron Adivinación sin pensarlo demasiado.

De nuevo, Hermione se distrajo. Recargó su mejilla en la mano e inclinó la cabeza.

—¿Duele?

—Eso ya lo preguntaste.

—No, me refiero ahora… ¿te duele mover la muñeca?

Para enseñar, Draco realizó magia sin varita. Un lumus simple con el movimiento de su muñeca.

—No, Herms. No duele.

La chica estaba asombrada. Sus ojos veían los cambios notorios en el omega.

—Te ves feliz.

Suspiró, ella estaba siendo tierna y curiosa, Draco no podía seguir traduciendo el viejo texto sin ser interrumpido.

—Lo soy. Ya lo era mucho antes, pero es distinto. Él y yo…, los libros no mienten cuando dicen que una parte de ti se queda con tu pareja cuando se separan. Incluso aquí, estando tranquilo y cómodo contigo, una parte mi anhela estar a su lado.

Con los ojos brillantes, ella siguió— Tu cuerpo notablemente cambió, —alzó las cejas con diversión— tu trasero está espectacular.

Feliz, Draco se peinó un mechón. Sabía exactamente a qué se refería con los cambios físicos.

—No veas mi trasero, Granger. Eres una impúdica.

Rieron, pero la felicidad de Draco se vio interrumpida cuando detrás de Hermione, en uno de los pasillos repletos de libros, Harry entró con un corte en la ceja y mirada perturbada.

Draco cerró los libros —Vete por favor.

Ella asintió y no hizo ningún comentario sobre el silencio sepulcral del alfa, tomó sus cosas y se cambió a una mesa más cerca de los otros estudiantes.

Harry se dejó caer de rodillas frente a Draco, quien atrapó su rostro con preocupación. Sus manos temblaban por revisar sus heridas.

Se acurrucó a su toque, besando sus suaves palmas en busca de paz.

Habló— Tu ex novio está en el castillo. Me lo topé, mencionó tu nombre y me enojé.

Le curó— ¿No te alcanza con gruñir y empujar?

—Cedric es demasiado amable y habló con mucha confianza.

Besó sus labios— No me interesa. ¿Quieres acompañarme mientras estudio?

Asintió y se sentó a su lado, extendió el brazo para enredar su mano en el muslo de Draco. El omega subió su pierna sobre las de Harry y se acurrucó a su lado.

—No sé una mierda de Runas.

Le besó la mejilla— Solo no me distraigas, tonto.

GruñidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora