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Bajó los besos de su hombro a su muñeca. Recibió un ronroneo y una oleada de feromonas dulces como recompensa.

Toda la habitación estaba repleta de sus olores mezclados. Siendo uno nuevo.

Soltó su mano y presionó un último beso en su dorso. Harry estaba cruzado de piernas, ya completamente despierto.

Draco deseaba no abrir sus ojitos, se sentía ligero, satisfecho, querido.

El otro chico suspiró enamorado, sonriendo como un bobo por la preciosa vista de Draco abrazando su almohada y sus párpados pesados moviéndose con sus pestañas. Le habló suavemente —Señorito Malfoy, promesa del quidditch, debemos cambiarnos ya.

Draco se quejó —No quiero.

—Pero debemos ir a entrenar, ya pasaron los cuatro días de permiso.

Volvió a gruñir ligeramente mientras Harry le jalaba el brazo para levantarlo.

—Vamos, cazador.

Asintió, caprichoso levantó ambos brazos para que Harry le alzará.

—¿Te apetece una ducha?

Draco besó su cuello repetidas veces. Harry rió entre dientes y los llevó al baño.

Más tarde, después de entrenar, Draco se lanzó a los brazos de Harry para que lo cargara. Parecía tener un nuevo gusto por enredar sus piernas en su cintura y hablar pegadito a su cuello.

Sus compañeros de equipo se acercaron curiosos. Los chicos nunca se habían comportado como una pareja durante los entrenamientos y hoy, notablemente Draco estaba distraído viendo a Harry, robándole besos y pasando cerquita para guiñar el ojo o batir coqueto sus pestañas.

—Owww, Dray está mimoso hoy —exclamó Adrián. Le revolvió el cabello con cariño.

Harry frunció el ceño, siendo muy obvio que no quería que tocarán a su omega, dió un paso atrás.

Sin embargo, los chicos le ignoraron y sonrieron con ternura.

Blaise siendo sensible con su olfato, arrugó la nariz— Harry marcó su territorio, ¿eh?

Los betas estaban confundidos. Pero Tracey era la otra omega del grupo y ella les empujó con el hombro, susurrando un felicidades solo pasa ellos, Harry le devolvió el empujón con cariño.

Draco rió —Harry también huele distinto.

Con la sutileza de un elefante, Miles se abrió paso entre sus compañeros y se inclinó demasiado sobre la pareja.

Blaise no alcanzó a tomarle el brazo

—Amigo, no creo que debas…

Muy, muy invasivo, solo como él puede ser.

—¡Oye! —reclamó Tracey. Ella ya se había alejado para darles su espacio.

Sin medirse, Harry tomó la nuca de Draco y lo ocultó en su cuello, apretando su torso para que no se moviera de su lugar.

Le gruñó molesto. Su alfa salió protector, celoso y territorial.

Podría haberse enfadado, sería tan fácil patearlo en el estómago aún con Draco en brazos, pero la queja que soltó su omega le alarmó.

Eran nuevos en las reacciones simultáneas de parejas.

—Vete, Harry. —dijo Tracey con apuro.

No lo pensó dos veces, salió disparado en dirección del castillo.

—¿Qué ha pasado?

—Están enlazados.

GruñidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora