Gruñido

9

Después de su cita en Hogsmeade, Harry y Draco estaban en las nubes. El omega orgullosamente presumía a su novio como el nuevo futuro del mejor equipo irlandés.

Un día, luego del almuerzo y antes de ir a la biblioteca, una carta llegó para Draco.

Su semblante cambió, estaba serio viendo fijamente el remitente escrito.

—¿Pasa algo? —Harry se inquietó.

Dudó, pero luego le pasó el sobre. Era una carta de la escuela de pocioneros en Brasil.

—Guau. Abrela, mi amor.

Draco negó— No me interesa, estoy esperando la de Irlanda.

El omega no le dió más tiempo de hablar, lo jaló hasta la biblioteca.

Dos días después, tres cartas llegaron a Draco. Sin ver, las guardó en su túnica, y fue antes de dormir, que se trepó al regazo de Harry y le exigió sus brazos a su alrededor.

—Estoy nervioso.

Había extendido en la cama las cuatro cartas recibidas. Brasil, Irlanda, Inglaterra y Francia.

Harry besó su mejilla repetidas veces y le dio ánimos de empezar.

Fue por lo seguro y tomó la carta de la escuela en la que Severus asistió en Inglaterra. Leyó con velocidad y suspiró complacido.

—Aceptado.

Harry se removió gustoso— Mi bello omega.

Draco le robó un beso. Siguió con la academia de Francia.

Abrió la carta sin emoción— Sí. Entré.

Harry rió. Principalmente era un capricho de Lucius Malfoy que su único hijo se fuera a estudiar a Francia. A Draco no le entusiasmaba la idea porque su padre es amigo de la mesa directiva.

Lanzó el papel al otro extremo de la cama. Con un nudo en el estómago, vió las dos últimas cartas. La academia irlandesa es la que más le interesaba para estar cerca de Harry.

—Bien. Sí, aceptado. Guau —Balbuceó.

Contuvo el grito de felicidad– Yo aceptaré cual sea tu decisión.

Se animó a abrir el último sobre, pero pronto, Draco se tapó el rostro con ambas manos.

—¿Qué pasó?

—Cuatro escuelas me aceptaron, ¡la puta madre!

Ambos lloraron de emoción y supieron que era suficiente por una noche. Se acurrucaron para dormir, completamente felices.

Al día siguiente, Harry preparó un picnic improvisado al atardecer. El propósito de la cena, era hablar sobre la decisión de Draco.

El omega frunció el ceño– Francia está descartada, Inglaterra suena bien, pero no es suficiente. Brasil es un capricho hippie porque siempre quise visitar la reserva mágica del Amazonas —. Harry iba a protestar, pero Draco le tomó de las manos para mantener la palabra— Somos una pareja, yo sé cuánto entrenaste para conseguir la oportunidad que tienes, Harry. Pero también quiero que sepas que esta decisión es muy fácil... Iré a la academia de Irlanda porque se acomoda a nuestros planes.

Harry lo comprendió— Seguir juntos.

Asintió— Es una muy buena escuela. No por nada la solicité antes de saber que estabas reclutado para el equipo.

El alfa zafó su mano del agarre para tomarlo de la nuca y atraerlo a un beso suave, lleno de amor.