Capitulo 9

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Poco a poco mis párpados comenzaron a abrirse y cerrarse con lentitud

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Poco a poco mis párpados comenzaron a abrirse y cerrarse con lentitud. Tuve que parpadear varias veces para poder enfocar mi vista y ver con más claridad el lugar donde me encontraba.

Miré hacia ambos lados y noté que tanto Hattori como Hakuba se encontraban cada uno a mi lado, dormidos bastante cerca de cada uno mi hombros manteniendo un semblante de tranquilidad, como si nada de lo que ha pasado todos importará en lo más mínimo.

Al verlos tan relajados, pensé en regañarlos y obligarlos a levantarse inmediatamente, pero preferí mejor dejarlos descansar un pequeño rato más, recordándome que ellos, al igual que yo, no habían dormido ni comido bien estos últimos días.

Con algo de pereza y cansancio, me levanté del duro suelo en el que estaba mientras intentaba no hacer muchos movimientos bruscos para no despertar a ambos chicos que tenía a mi lado. Al lograr alejarme de ellos lo suficiente, no pude evitar notar como cada uno de nosotros tenia un par de telas grisáceas y algo ligeras acobijando nuestro cuerpo en busca de intentar mantener nuestro calor.

Al ver la manta con la que había sido acobijado en el suelo, decidí levantarla y comenzar a doblarla mientras miraba con risa dicho objeto. Tanto Hattori como yo no éramos vulnerables al frió, de hecho se supone que nos deberíamos sentir más cómodos con las bajas temperaturas, pero no pude evitar sentirme algo feliz al ver ese pequeño gesto algo ignorante de los humanos hacia nosotros.

Al terminar de doblar dicha tela y no encontrar alguna nota para nosotros, decidí dejarla encima del escritorio que había en el centro de ese lugar para después comenzar a observar con mayor detenimiento toda la habitación, deduciendo casi al instante que estábamos ahora en la oficina de Kid.

--¿Cómo fue que llegamos aquí? --Me pregunté, mientras observaba con atención a ambos chicos que parecían que tampoco habían notado e cambio --Al menos yo... O Hakuba, debimos de haber notado cuando alguien nos trajo aquí o nos movió... ¿Estamos realmente tan cansados?

Con aquella pregunta grabada ahora en mi mente, me acerque a la silla que estaba a un lado del escritorio y toque con ambas manos el asiento para después hacer lo mismo con el respaldo.

--Todavia está caliente --Pense con algo de confusión, dejando a un lado la silla para comenzar a intentar abrir cualquiera de los cajones que había en el escritorio --Todos los cajones están cerrados... No entiendo porque alguien tan inocente como Kid tendría todas sus cosas ocultas bajo llave... ¿Qué más estará escondiendo?

Con aquellas cuestiones carcomiendo mi mente, decidí volver a ponerme mi capucha y salir de ese lugar en busca de obtener repuestas o al menos de encontrar al ojivioleta.

Estaba a punto de salir por la puerta, cuando un mal presentimiento detuvo mi andar. Era bastante raro que sintiera esa clase de malos presagios con seres mucho más débiles que yo; más en vez de ignorarlos, solo opté por ocultar mi rostro y cabellera bajo el gorro de mi capucha, intentando que nadie me reconociera al salir.

⭐Nada es lo que parece⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora