➡Capítulo 18: Separadas

50 6 0
                                    

Dos meses después Chloe seguía a mi lado. Comenzaba a pensar que la necesidad de viajar no volvería a llamarla, así que le permití a mi corazón acostumbrarse a su presencia.

De repente dormíamos juntas todos los días, hacíamos las compras como un par de felices esposas, veíamos películas en el sofá los miércoles y nos abrazábamos durante mis horas de escritura hasta que yo terminaba con mis diez páginas. En resumen, ella se había convertido en una parte indispensable de mi vida.

—¿Puedes dejar de mirarla y prestar atención a lo que te digo, Beca? —Era Stacie, quien hablaba conmigo durante nuestro descanso. Chloe estaba charlando con un par de piedrecillas en el suelo de la cafetería y me había pedido no molestarlas porque aquello de lo que hablaban era privado.

Aun así, Chloe habló bastante alto en una oportunidad y la escuché. Les estaba contando lo mucho que me amaba.

—Ha tocado su cabello cuatro veces en menos de treinta segundos, Stacie ¿Crees que deba preocuparme?

Ella se rio de mí.

—Todas las chicas se tocan el cabello, Beca.

—Pero no con tanta frecuencia. Tal vez yo debería…

—Beca, está hablando sobre ti con esas piedrecillas. Te aseguro que está bastante nerviosa y por eso lo hace —Intentó tranquilizarme antes de tomar un gran sorbo de su bebida— Ella me ha dicho que las rocas son algo anticuadas, así que no me extrañaría que tu novia estuviera recibiendo un conservador discurso ahora mismo.

—Pero…

—Una sola palabra más de novia enamorada y juro que golpearé la mesa tan rápido que no podrás contar.

Y como no llevar el control de las cosas me aterraba, dejé de mirar a Chloe aunque algo en mi cabeza me decía que era una necesidad seguir haciéndolo.

—Hoy vas a acompañarme al centro comercial, Beca. Últimamente no salimos mucho —No sabía si me lo exigía o me lo pedía, pero yo sabía que terminaría acompañándola. Se acercó a mi poco después y me sonrió—. Además, conozco una tienda con un tipo de ropa que a Chloe le encantará verte usar. Y sabes a lo que me refiero.

Se alejó con un guiño, y en mi mente repetí tres veces su frase antes de darme cuenta exactamente de lo que estaba hablando.

—Está bien. Solo debo hablar con Chloe y preguntarle si tiene algo de tiempo para…

Pero mi oración fue interrumpida por su risa.

—Chloe es tu novia, no parte de tu cuerpo. Cuando hablo de salir me refiero a ti y a mi… Además, estoy segura de que a ambas les vendría bien alejarse un poco de sus locuras. Creo haberte visto hablando con las aves hace unos días.

—En mi defensa, las aves son bastante amables.

Mi amiga se rio de mi broma.

A pesar de que mi corazón suplicaba no alejarse de Chloe, sabía que Stacie tenía razón. Si seguíamos así terminaríamos cansándonos de la presencia de la otra, lo cual haría que todo nuestro sufrimiento se volviera inútil.

Mi corazón debía aprender a hacer cálculos, y darse cuenta de que nosotras éramos dos.

—Supongo que nos veremos al salir.

Le dije que si doce veces, y ella pareció ser feliz con eso.

Cuando le conté a Chloe sobre mis planes con Stacie esperaba que se enojara conmigo y me pidiera quedarme a su lado, pero no hizo nada más que sonreír mientras decía que Aubrey sería una gran compañía.

Y me sentí algo triste al escucharla, pues pensé gracias a mis temores que ella era capaz de vivir sin mí.

Una vez en el centro comercial Stacie logró distraerme, aunque solo un poco. Chloe alejándose de mi era una imagen que ni mi enloquecida mente era capaz de tolerar.

Stacie pareció darse cuenta de que yo estaba en otro mundo, así que me forzó a sentarme en la mesa más cercana para hablar. Ella había comprado nuevas prendas. Yo, en cambio, tenía dieciocho y un nuevo portaretrato para colocar la fotografía de Chloe el día que se marchara.

—Sé que piensas en Chloe —Me dijo mi mejor amiga con seriedad. No pude negarme, pues sabía que mentirle a Stacie era algo inútil— Necesito que me digas que sucede.

Bajé la mirada antes de responder en voz baja:

—La extraño.

Ella se rio de mí.

—Incluso en el amor son dementes —Se burló ella—. Mi novio se ha ido de viaje todo un mes y, como lo ves, no estoy comportándome tan estúpidamente. Somos novios, no un mismo elemento…

Lo que Stacie comprendía yo no lo podía asiChloer, y es que acostumbrarme a la idea de separarme de ella parecía ser una misión imposible.

—Lo tuyo va más allá de una simple salida —Analizó— ¿A que le temes, Beca?

Y sabía que debía hablar, porque de otra forma ella me obligaría. Me preparé y respiré hondo seis veces para lograr calmarme un poco.

Cuando miré a Stacie supe que, debido a mis repeticiones, se había dado cuenta de que aquello era algo serio.

—Han pasado meses, pero aún no se ha marchado —Observé mientras golpeaba la mesa con mis dedos seis veces, y como no se sintió bien lo hice seis veces más— Pensé que la idea de viajar se le había olvidado porque no volvió a mencionarla, pero hoy me di cuenta de que no se veía ni un poco afectada al marcharme junto a ti. Ella puede vivir sin mí, Stacie, pero yo no puedo vivir sin ella.

Como era costumbre, mi mejor amiga se rio de mí. Esta vez fue mucho más vergonzoso, pues exactamente doce desconocidos voltearon a mirarnos.

—Te mostraré algo… —Dijo antes de sacar su móvil.

Buscó entre las aplicaciones mientras tres risillas se le escaparon, y juro que yo comenzaba a enojarme. Creía que se reía de mi debilidad al estar tan enamorada.

—Mira esto —Me pidió antes de colocar el dispositivo justo frente a mi rostro, tan cerca que debí alejarme un poco para ver.

En la pantalla podía ver una serie de mensajes enviados desde el número de Aubrey, pero el contenido de ellos me aseguraba que no era la joven madre quien los había escrito.

En todos preguntaba por mí, decía que no podía soportarlo más, escribía poemas e incluso enviaba una sucesión de emojis que seguramente para ella significaban algo.

—Créeme, está tan estúpidamente enamorada como tú —Aseguró antes de guardar nuevamente el móvil, no permitiéndome responderle a mi novia ni con un simple guiño.

—¿Y por qué me ha dejado venir?

—Porque sabe que no le perteneces.

Y me di cuenta de que tal vez había cosas de Chloe que yo debía aprender.

Media hora después Stacie conducía mi auto. Le había pedido llevarme al departamento de Chloe, y accedió solo porque acepté ante su petición de llevarse mi hermoso escarabajo blanco a casa.

Al llegar me despedí de ella tres veces. Subí al departamento de Chloe en cinco oportunidades, y cuando finalmente llegué a su puerta no me vi en la necesidad de tocar.

Chloe abrió de inmediato y me abrazó. Dijo que me había extrañado, que me amaba y que el fantasma del antiguo propietario no era tan divertido como yo.

Fue extraño, pues el antiguo propietario no había muerto.

—Aub se ha enojado conmigo porque he estado usando su móvil todo el día. Dile que debe perdonarme —Fue lo primero que me pidió una vez dentro.

Yo reí tiernamente ante su petición y le regalé seis de mis besos. A cambio, ella me dio siete. Y, solo por ella, yo habría sido capaz de cambiar mi número favorito a uno mayor.

—Creo que será mejor dejarla en paz. Estoy segura de que no podrá enojarse contigo demasiado tiempo…

Y yo tenía razón, pues una hora después las tres nos encontrábamos viendo una vieja película en el sillón mientras Ethan dormía.

—¿Compraste cosas bonitas? —Me preguntó Chloe, quien se encontraba sentada sobre mi regazo.

Puede que realmente no estuviéramos viendo la vieja película. En realidad, nosotras solo estábamos hablando sobre Ethan, el calentamiento global, deportes, cosas de chicas y otros temas a los que muchos habrían considerado de poca importancia.

—Eso creo. Stacie dijo que estaban bien —Me encogí en hombros al responderle.

—¡Que suerte! —Exclamó Aubrey con una sonrisa— No te ofendas, pero sueles usar ropa espantosa.

—A mí me gusta —Admitió Chloe.

Y era solo su opinión la que me importaba.

—¿Puedo ver lo que has comprado, Beca? Sé que siempre compras dos veces la misma prenda, así que mañana podemos usar lo mismo en nuestra cita.

—¿Tenemos una cita mañana? —Pregunté extrañada.

Ella asintió, pero yo no recordaba haberlo acordado. Aun así, yo sabía que iríamos de todas formas.

—Está bien, pero ten cuidado con el último conjunto. Es algo personal —Le advertí mientras golpeaba levemente su costilla para que entendiera a que me refería.

Chloe asintió y me guiñó el ojo antes de marcharse.

Comenzó a sacar la ropa y mirarla con detenimiento, como buscando cualquier imperfección. También las olía y tocaba como una demente. Y es que lo era, pero yo la amaba como tal.

—Beca… —Escuché a Aubrey llamarme entre susurros.

Con mucha dificultad alejé mi vista del cuerpo de Chloe, quien algo alejada de nosotras se había tumbado sobre el suelo junto a un par de vestidos rojos.

—Sé que no necesitas saberlo, pero Chloe te extrañó hoy. Y tú la extrañaste también.

No intenté negarlo, pues era imposible.

—Solo quiero decirte dos cosas, Beca: La primera es que claramente ustedes no pueden estar separadas…

Aubrey hizo silencio al mirarme, como pidiéndome permiso para continuar.

—¿Y la segunda? —Insistí.

Ella sonrió antes de decir:

—El mundo está repleto de cantidades.

Y habría analizado en ese mismo momento sus últimas seis palabras de no ser por el sonido de la risa de la joven madre, quien ahora miraba a Chloe.

No tuve que darme la vuelta para saber que entre sus manos sostenía la prenda de lencería que le había advertido no tocar.

De no haber comprado esa prenda todo habría sido muy diferente.

Seguirte O Perderte | BechloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora