XXIX | Tu Lugar en la Familia

355 24 25
                                    

Los días pasaron y la reina invitó a los Maximoff a mudarse al palacio, Erik accedió aunque solamente sería durante la semana en la cual estaba programada la boda. Los gemelos tenían emociones desiguales entre ellos, Peter estaba ansioso y emocionado, mientras que Pietro estaba distante, silencioso y desde su llegada al castillo no hablaba con Wanda.

Era doloroso porque era su hermano mayor y el más sobreprotector, pero la evitaba a toda costa. Wanda se sentó con pesar en el kiosko del jardín mientras tomaba el almuerzo. Estaba sola porque la reina y la princesa tuvieron una reunión importante y Bucky estaba demasiado ocupado con los asuntos del reino. Tomó la galleta y le untó mantequilla, después la mordió mientras miraba los grandes rosales. Su familia también estaba ocupada excepto un miembro, Pietro que caminaba en su dirección. Wanda le sonrió y saludó con la mano, pero la triste mirada del chico la hizo preocupar. Pietro se sentó frente a ella y tomó un pan con mantequilla, lo mordió y no la miró en un largo rato. Su silencio, comenzaba a hartarle a la castaña.

—¿Estás molesto conmigo?— le soltó de repente haciendo que el gemelo encontrara sus miradas. Pietro no dijo nada y la ojo verde bufó— ¡De verdad, Piet! Dime qué es lo que te sucede.

El muchacho tragó lento y la miró. Tenía que enfrentarla, tarde o temprano y mucho mejor antes de la boda.

—Sé que consideras que soy inmaduro para muchas cosas, Wanda, pero para ésto no.

Ella lo miró y alzó una ceja.

—¿De qué hablas?

—Sabes bien de qué hablo— gruñó molesto y Wanda tragó pesado.

-—¿Es por la boda? ¿Crees que es demasiado apresurado?— Pietro negó con la cabeza y rodó los ojos— entonces dime qué es— se quedó en silencio y bebió de la taza del té— ¿Cómo se supone que debo saberlo? ¿Debo leerte la mente?

—¡No tienes que leer mentes para saberlo!

—¡Entonces ¿Por qué estás molesto?!— gritó.

—¡Por tu culpa!— gritó haciendo que Wanda pusiera una cara de tristeza y asombro que lo hizo tener un nudo en la garganta— Ésto, la boda, la coronación ¡Todo es demasiado apresurado!

—Podemos retrasarla— dijo, pero Pietro negó con la cabeza.

—No es eso, Wanda. Es el hecho de que con unos cuantos arreglos de flores y un discurso barato ya lo perdonaste— gruñó molesto— Me confesaste que tenías miedo que te hiciera lo mismo que el rey a la reina y cuando lo hizo, volviste a sus brazos corriendo.

—No volví a sus brazos corriendo... Él me buscó.

—Y tú aceptaste a la primera ¿No?— Wanda se quedó en silencio— ¿Realmente lo amas? ¿O es por todos estos lujos o por ser princesa?

—Ser un miembro de la realeza no es exactamente un sueño para mí— dijo molesta— si tu pregunta es si me casaré por la corona, estás equivocado. Nunca haría eso.

—¿Entonces, por qué estás aquí?

—Por James... Porque lo amo.

—¿Y él te ama?— Wanda lo miró confundida—Wan, sé que es tu vida, que son tus decisiones y que eres adulta, pero al final sigues siendo mi hermana pequeña y no puedo permitir que te lastimen— dijo acercándose a ella y tomando sus manos— Sólo quiero asegurarme de que estás tomando la decisión correcta, que de verdad ésto es lo que quieres.

—Es lo que quiero— susurró ella acariciando su mejilla.

Pietro asintió con la cabeza derrotado y la rodeó con sus brazos en un abrazo melancólico.

SER UNA BARNESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora