XIII | Carrera

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El hipódromo era una sorprendente pieza arquitectónica, de grandes torres apiladas en pares que formaban una gigantesca caja. Decorado con cristales templados que reflejaban los árboles y el cielo azul. El suelo era de mármol puro, tan pulido que era posible ver el reflejo a través de él. James tomó su mano y la acarició para reconfortarla a medida que se acercaban a las puertas del lugar. Las personas se hacían aún lado dejándolos pasar y después, en cuanto cruzaron la puerta, la onda de micrófonos y cámaras frente a ellos los golpeó. Wanda tomó aire y apretó la mano de James recordando que no debía contestar ninguna pregunta, así que siguió caminando por el estrecho pasillo mientras los guardias trataban de alejar a los reporteros. Caminó con la frente en alto y se sostuvo firmemente de James.

Conforme avanzaba, notó la gran pantalla plana que anunciaba los competidores de la carrera y justo se mencionaban los nombres de los gemelos Maximoff, los muchachos con un gran futuro brillante en las carreras. Wanda vio la luz que indicaba que estaban cerca de llegar a los palcos, y durante esos pocos metros una pregunta llegó a sus oídos, una que la dejó anonada." Señorita Maximoff ¿Qué se siente ser la mujer más envidiada del país?" ¿Las chicas la envidiaban? Tenían razones para hacerlo: James y la vida de princesa que literalmente le estaban dando, pero ese no era el problema. Las chicas fuera del palacio no entendían porque estaba ahí, ninguna de ellas sería capaz de sacrificarse por su familia, de fingir perfectamente el teatro de la familia real perfecta.

—Te veo en un momento. Voy a desearle suerte a mis hermanos— le susurró muy cerca de sus labios antes de besarlo.

El castaño asintió sin problemas, aunque ordenó que unos guardias la acompañaran para atravesar la multitud y le mencionó un "te espero".

*

Los nervios, la emoción y el miedo invadían a los gemelos Maximoff. Sería su primera competencia, la que debían ganar sí o sí; de lo contrario sus muertes estarían a la orden del día. Las amenazas del rey persistían en sus cabezas y eso incrementó sus miedos.

—¡Oye! ¡Esa es mi playera!— gritó Peter a su hermano.

—No, ésta es la mía es de color plateado y dice Maximoff en la parte de atrás— respondió Pietro.

El gemelo estampó la palma de su mano contra su frente, en un acto de enfado y colmo.

—Tarado, somos hermanos y tenemos el mismo apellido. Tu playera es la que inicia con una "P"a la izquierda.

El otro gemelo repitió la misma acción previa que su hermano.

—Tonto, nuestros nombres también inician con una "P".

Los dos gritaron debido a la frustración y olvidaron el asunto de la playera, además que Wanda y su padre los visitaron en los vestidores. No dudaron en abrazar a su hermana, recibiéndolos de forma gustosa.

—Sé que están preocupados, pero confío en que ganarán— les dijo a ambos.

Los gemelos estaban cabizbajos y asustados.

—¿No puedes hacer nada?— preguntó Pietro.

—¿O el príncipe no puede ayudarnos?— esta vez habló Peter.

Wanda observó a sus hermanos y se lamentó profundamente al no poder hacer nada para alejar las amenazas del rey, ni siquiera James podía por mucho que fuera el próximo gobernante.

—Perdónenme, pero no podemos por más que quisieramos...— dijo la castaña tomándolos de las manos— Confío en los dos. Sé que ganarán esta carrera.

—Su hermana tiene razón... Ganarán.

Los dos jóvenes intercambiaron miradas, aún no muy convencidos, siendo algo en lo que su padre se dio cuenta.

SER UNA BARNESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora