Fiel a las palabras de Dobby, el baúl de Harry estaba sentado ociosamente fuera de la sala común, con un fuerte encantamiento de no notar excepto a Harry y Viktor, que lo vieron fácilmente en el pasillo iluminado por las antorchas.
-Harry, vas a venir conmigo de vuelta a la nave de Durmstrang-, dijo Viktor con firmeza, -No es seguro estar vagando por los pasillos de Hogvarts dado el estado actual de las cosas-.
-Mm, de acuerdo-, asintió Harry, encogiendo su baúl y guardándolo en el bolsillo.
Los dos buscadores volvieron en silencio sobre sus pasos hacia la Sala de Entrada. Siguieron su camino sin ser interrumpidos, lo cual fue una suerte para cualquier interrumpidor, ya que Viktor estaba de tan mal humor que si alguien los hubiera interceptado con la intención de acosar a Harry, el perpetrador habría sido hechizado hasta que una visita de emergencia a San Mungo hubiera sido inmediatamente justificada.
Afortunadamente, el uso de maleficios rompehuesos u otros hechizos ya no era necesario, ya que la pareja dejó atrás el castillo y se dirigió por los terrenos hacia el barco.
Subiendo por la pasarela, bajando las escaleras y atravesando el pasillo, Harry y Viktor llegaron de nuevo a la habitación de este último.
Entrando, Harry sacó su baúl encogido, lo agrandó hasta su tamaño original y lo colocó junto al de Viktor.
-Deberías usar el baño primero, Viktor-, dijo Harry mientras revisaba su baúl, -creo que lo que necesitas ahora es refrescarte-.
Todavía echando humo por las primeras debacles, Viktor gruñó en señal de agradecimiento. Usando su varita para sacar su ropa de dormir del baúl, Viktor desapareció en el baño, dejando a Harry para ordenar sus pertenencias.
Dobby había hecho un trabajo impecable asegurándose de que todo estuviera a salvo, desde la capa de invisibilidad de su padre, su álbum de fotos familiar de Hagrid, el Mapa del Merodeador, la jaula de Hedwig, hasta toda su ropa, plumas y libros de texto.
Asintiendo para sí mismo, Harry sacó un pijama y ropa interior limpia, cerró su baúl y se dirigió al sofá para esperar a que Viktor terminara.
Encima del sofá había un ojo de buey con vistas al Gran Lago. Era tan hermosa como la que se podía ver en la cubierta superior o en la costa. No había brisa a esa hora, lo que dejaba la superficie del lago tan quieta y suave como el cristal de un espejo, que reflejaba la imagen perfecta de la luna, las estrellas y los árboles del Bosque Prohibido.
Esa quietud era una antítesis de cómo el alma de Harry aún se estaba recuperando de la agitación de la última hora. Había sido seleccionado, en contra de su voluntad, como campeón del torneo, y había sido expulsado de la casa Gryffindor por las mismas personas que creía que eran sus amigos. La incertidumbre de lo mal que vendrá el colegio a verlo mañana era también otra lata de gusanos con la que tenía que lidiar.
Harry se sentó en el sillón, con el pijama en el regazo. Miró hacia el lago. En silencio, reflexionó sobre todo lo sucedido, sobre cómo había cambiado todo este año y cómo se desarrollaría el resto del año. Definitivamente, seguía nervioso por su supervivencia en este torneo, pero lo único que le hacía mantener la cordura era Viktor.
Viktor, a diferencia de sus antiguos amigos, había permanecido a su lado, jurando hacerlo en la antesala. Incluso los amigos del buscador le creyeron y le dieron su apoyo.
Si las personas que había conocido sólo el día anterior (y en el caso de Viktor, un par de meses) podían demostrar que tenían la capacidad cerebral de pensar de forma lógica y racional, en lugar de que las personas que conocía desde hacía años se levantaran y lo abandonaran por falsedades evidentes, eso sólo demostraba que la situación en Hogwarts, y en el microcosmos, toda la Gran Bretaña mágica, estaba innegablemente rota.
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VESTIGES OF NORMALCY
FanfictionHarry Potter salva a la estrella búlgara de Quidditch Viktor Krum de una muerte prematura cuando los Mortífagos invaden el campamento de la Copa Mundial de Quidditch. A partir de ahí, florece una amistad (y algo más) que pone todo patas arriba. Se h...