Harry Potter salva a la estrella búlgara de Quidditch Viktor Krum de una muerte prematura cuando los Mortífagos invaden el campamento de la Copa Mundial de Quidditch. A partir de ahí, florece una amistad (y algo más) que pone todo patas arriba. Se h...
Harry se movió en la oscuridad que lo envolvía. Alguien parecía llamarle por su nombre.
-Potter, despierta-.
La voz se hizo más fuerte, y quienquiera que fuera le sacudió el hombro. Harry hizo una mueca, con el sueño completamente perdido. La oscuridad fue sustituida por una luz borrosa, mientras el estudiante de cuarto año abría los ojos al nuevo día. Estaba envuelto en el abrazo de Viktor, el mayor de los buscadores seguía durmiendo.
Alguien está agazapado en el borde de la bañera, quién exactamente Harry no estaba seguro gracias a su mala vista. Harry buscó sus gafas y se las puso.
-Oh... Diggory, eres tú. ¿Qué pasa?-.
-Yo... n-necesito bañarme...-
Ahora que podía ver con claridad, Harry se preguntó por qué el campeón de Hufflepuff estaba muy sonrojado y sus palabras eran torpes e inseguras. Entonces se dio cuenta de que los ojos del alumno mayor revoloteaban por su cuello y su clavícula.
Ah... ahora entendía qué era lo que tenía a Cedric en un aprieto.
-Si te hace sentir mejor, todavía tengo mi virginidad-, dijo Harry con tono inexpresivo, -Viktor y yo sólo nos dejamos llevar un poco por el hecho de marcarnos mutuamente-.
Cedric pareció calmarse ligeramente, pero su rubor no desapareció.
Harry suspiró -Bueno, será mejor que despierte a Viktor. Espero que no te importe compartir la bañera, Diggory, pero creo que los dos necesitamos otro baño-.
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Viktor se despertó inmediatamente después y, al igual que Harry antes, al principio estaba embotado antes de que un suave beso de su novio más pequeño pusiera en marcha las neuronas de su cerebro. Sin mirar más que a Cedric, que había ocupado un lugar frente a ellos en la bañera, Viktor se dedicó a prepararse a sí mismo y a Harry para el día.
El ambiente era a la vez doméstico e incómodo. Incómodo para Cedric, ya que se sentía claramente intruso en el aura doméstica que parecía irradiar de Viktor y Harry, entregándose a los pequeños placeres de los dedos frotando el shampoo en el cuero cabelludo del otro y enjabonando la espalda del otro.
Sólo cuando los tres buscadores se separaron, el aire volvió a la normalidad, aunque ni Viktor ni Harry se dieron cuenta en primer lugar.
Sus amigos ya estaban en la Sala de Menesteres, tomando el desayuno, cuando la pareja apareció por fin, de la mano.
-¡Oh! Ahí estan los dos-, dijo Klaus, -No estaban en el barco cuando se levantaron, ¿dónde estaban?-.
-Me quedé dormido en el baño-, respondió Harry, sentándose con Viktor en un sillón que la habitación conjuró para ellos.
