Capítulo 10

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No era ningún secreto que a la mañana siguiente los periódicos llegarían a los hogares de los magos de toda Europa repletos de historias sobre los acontecimientos en la arena de Hogwarts. Tampoco era un secreto que el statu quo político y social iba a saltar por los aires. Pero por el momento, la vida continuaba, aunque ya drásticamente alterada.

Después de dejar atrás la arena, Harry y su compañía llevaron a Harcia de vuelta al recinto temporal donde la mantendrían hasta su partida a la mañana siguiente. Harry le prometió a la Colacuerno bastante abatida que volverían a verse pronto.

Cuando salieron del recinto tras despedirse de Charlie y Harcia, Nicolae se dirigió a Harry.

-Harry, ¿dónde te alojarás cuando te conviertas en domador de dragones?-.

-Bueno, tengo tres opciones-.

-¿Tres?- preguntó Uliana.

-Sí, la primera es la reserva-, contó Harry con el dedo. -Si por alguna razón eso no es posible, puedo quedarme en tu casa Nicolae, ya que eres de Rumania, o puedo quedarme con Viktor. Bulgaria está justo al sur de Rumanía, y el viaje internacional con Traslador, por mucho que odie la sensación, no debería llevar tanto tiempo-.

Harry sonaba absolutamente despreocupado al decir esto. Sin embargo, Viktor no se sentía tan tranquilo. La idea de que él y Harry vivieran juntos hizo que su corazón chillara con fuerza y que un rubor se extendiera por su rostro.

Harry parecía ajeno a la situación de Viktor, pero sus amigos ciertamente no lo eran. Incluso la famosa mirada de muerte del buscador búlgaro no hizo nada para detener las risitas y las suaves burlas susurradas para que Harry no las oyera.

Volvieron a la tienda médica para recuperar el huevo de Viktor que había dejado atrás. Madam Pomfrey estaba muy preocupada después de haber presenciado personalmente cómo Harry se lanzaba a la espalda de Harcia y volaba hacia el cielo, e insistió en hacerle al cuarto año un examen médico completo para detectar cualquier lesión. Aparte de algunos cortes y magulladuras menores, Harry estaba bien, lo que evitó otra estancia en el ala del hospital, para su alivio.

Tras ser despedidos por Madam Pomfrey, a quien todavía se le oía murmurar sobre la locura que supone traer dragones a Hogwarts mientras se marchaban, el grupo se reunió con los gemelos Weasley y Luna fuera de la tienda. Volvieron a la nave de Durmstrang para descansar un poco antes de cenar juntos en la Sala de Menesteres.

Pero parecía que cualquier descanso que pudieran conseguir no iba a serlo.

Toda la delegación de Durmstrang estaba en la cubierta superior. Ver al grupo subir a bordo provocó un coro ensordecedor de vítores, aplausos y silbidos. Harry y Viktor se encontraron rodeados por los estudiantes, con gritos de felicitación que llegaban a sus oídos y palmadas en la espalda.

Lo que sorprendió a Harry fue que le felicitaran a él. A pesar de que Viktor era su campeón, los alumnos de Durmstrang le daban una bienvenida de héroe. Harry pensó que se debía a sus acrobacias mortales con Harcia, pero en realidad, los alumnos de Durmstrang trataban a los competidores justos con honor y respeto, y realmente creían que Harry había hecho un trabajo maravilloso al conseguir su huevo de oro. Domar a un feroz Colacuerno fue una ventaja añadida.

Harry y su compañía fueron arrastrados bajo cubierta a una gran sala, donde les esperaba una fiesta. Había platos de comida en una gran mesa apoyada en una pared, así como botellas de cerveza de mantequilla y lo que parecía vodka.

La sala se llenó rápidamente de ruido y charlas mientras la comida y las bebidas eran atacadas con ganas. Harry se encontró con un numeroso público -(Viktor y sus amigos, los gemelos Weasley y Luna incluidos)-, todos ellos deseosos de escuchar la historia de haber montado un cola cuerno en el cielo y no haberse matado.

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