Prólogo

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Era de mañana, el sol reducía, los pájaros cantaban, en la mansión de los King's los empleados comenzaban sus labores con una sonrisa en sus rostros, era el día perfecto pero no para todos. Dentro de la mansión en una de las habitaciones los horribles gritos y gimoteos de dolor de los gemelos resonaban junto a los estruendosos sonidos de un cinturón que golpeaba con fuerza la espalda de ambos, el olor a pólvora se hacia notorio en toda la habitación, habían fallado el tiro 6 veces seguidas y esas eran suficientes razones para que su padre les diera su castigo, tan solo tenian 5 años y ya tenían una gran carga en sus espaldas.

-¿¡Como es posible que los herederos a la familia más poderosa de este jodido estado no puedan dar en el puto blanco?!, son unos inútiles de mierda.-

Los niños lloraban y pedían clemencia al tal punto de rasgar sus gargantas, el padre de ambos estaba a punto de darles una golpiza pero un sonido le distrajo, era la dolorosa caída de un niño con lentes y arapos que intentaba limpiar unas repisas y al desalmado hombre se le ocurrió una mejor idea para desquitar todo su enojo.

Hey tu! Ven aquí mocoso.- le llamo mientras sonreía

Aquel niño había llegado a la mansión junto a otros empleados y aún sabiendo que no pasaba de los 6 años le daban las mismas tareas pesadas que a un empleado mayor.

Escuchar que lo llamaban le hizo ponerse de pie rapidamente para no desobedecer al dueño de casa y se acercó poco a poco aterrado imaginando que lo golpearia o lo humillaria por haberlo interrumpido en una de las tantas palizas que le daba a los pobres gemelos casi a diario, pero lo que estaba por pasar sobrepasaba todo lo que había imaginado.

Al tener al tembloroso niño delante de él, le dio una pistola con una gran sonrisa y se arrodilló para estar a su altura, al ver detrás de sus rotas gafas distinguió su miedo en sus ojos azules como el océano.

-La cosa es simple, niño- puso una mano sobre su hombro y con la otra señaló el blanco que estaba al final de la habitación- mis hijos no lograron dar en el blanco... y si tu no logras dar justo en el centro, te mato.

Y diciendo esto se separo del mocoso, metió una mano al bolsillo de su fino traje y saco un encendedor, una caja de cigarros y comenzó a fumar tranquilo.

El pequeño de lentes empalidecio ante esas palabras y la mirada carente de compasión del señor, miró el arma que le había otorgado, tenía mucho miedo de morir y ese instinto le hizo levantar el arma apuntando al blanco, temblaba demasiado pero su deseo de vivir fue más fuerte, suspiro y centro su mirada en el blanco, de un momento a otro dejo de temblar colocando una expresión sería y concentraba.
Disparó.
La fuerza con la que había salido la bala y su inexperiencia al tener un arma en manos le hizo caer, no quería saber el resultado y cerró los ojos esperando lo peor.

-En....en el blanco.-

Uno de los gemelos se acercó al niño y lo tomó por la ropa con furia gritándole un sin fin de cosas, pero el de lentes no escuchaba, solo miraba sin expresión alguna como la bala había dado justo en el centro, era un tiro perfecto.

El hombre también estaba estupefacto, su plan era que fallara y así les enseñaría una lección a sus hijos moliendo al niño a golpes hasta matarlo, pensó que la repentina tranquilizacion del mocoso sería solo un teatro para no mostrar su miedo pero estaba totalmente equivocado, el niño era un prodigio para usar armas... no, era más que eso.

°~Ocean Eyes《YB x Y/N(Fem)》~°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora