Siento mi corazón latir mientras lo miro a los ojos, las gotas de agua resbalan por mi rostro la sonrisa que me muestra es algo magistral, es simplemente hermosa. No puedo decir nada, solo me abrazo más a él, a su cuello, puedo sentir su corazón latir de forma apresurada, y se siente bien, se siente extremadamente bien no ser la única afectada.
Llegamos al auto, abre la puerta y me deja en el asiento sin importarle que estoy empapada, se inclina sobre mí y ajusta el cinturón de seguridad, su rostro queda a centímetros del mío, sus ojos verdes me miran con una intensidad tan grande, y lo sé tan bien, porque estoy segura, yo lo admiro de la misma manera.
Sale de su ensoñación, lo que me hace regresar al mundo real, se aleja de mí, cierra la puerta del auto, y da la vuelta para tomar su lugar tras el volante, siento como el calor sube a mis mejillas, estoy segura parezco una manzana roja, pero no tierna, eso es seguro, mi cabello debe ser un desastre y mi maquillaje ni se diga.
El sonido de la puerta al cerrarse hace que vuelva de golpe a la realidad, giro mi cabeza a la izquierda, puedo observar como Daniel acomoda un poco su cabello mojado por la lluvia hacia atrás, cierra sus ojos por un momento y puedo apreciar sus pestañas tan largas, su perfil perfecto, ¡Dios! Eres injusto con el resto de la población.
Levanta un poco su cabeza y decido que es mi momento para girarme y hacerme la disimulada.
-¿Café? Porque nieve no pienso darte veranito-dice con esa sonrisa de lado que me fascina.
-Capuchino -digo como niña pequeña.
-Sus deseos son órdenes.
Así comenzamos el camino al café más cercano, no puedo evitar pensar en sus palabras.
Lo tienes loquito veranito, ya decía yo, ojo de loca no se equivoca.
Y loca estás meche, la neta estás bien tumbada.
Pues estaremos cariño, porque somos una. Já, te fregaste *sacó la lengua mentalmente*
-¿Te parece bien si lo pedimos para llevar? No creo que entrar en este estado le agrade mucho al personal – suelta una risa mientras se desvía al autoservicio.
-Creo que es la mejor opción- le respondo mientras muerdo mi labio inferior, ¿Qué voy a pedir? Esto siempre es un martirio, tiene que ser algo que pronuncie bien y me guste, no quiero verme mal.
Te ves mal dudando tanto mija, tu pide, sin miedo al éxito mamááá....
Gracias meche, siempre tan motivadora, deberías de dejar de ser conciencia y ser coach motivacional.
Si lo he pensado veranito, pero si te dejo sola, quien sabe que va a pasar contigo.
Gracias por la confianza meche.
-Un café americano, un panecillo de chocolate, y- voltea verme y me sonríe esperando mi pedido.
-Un capuchino de canela y una galleta de chispas.-pido con toda la confianza que puedo reunir y aparentar.
-No sabía que te gustara el café con otros sabores-me dice con la curiosidad pintada en el rostro.
-Es lógico, nunca lo preguntaste-digo con aire retador.
-Con que a esas vamos ¿eh?, bien comenzaré a preguntar todo sobre ti.
-¿Por qué?
- Porque quiero saber todo de ti, lo más mínimo, tus gustos, sus manías, tus sueños y miedos, tu pasado y cómo quieres tu futuro, quiero saberlo todo.
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Contigo (Borrador)
Teen FictionEl destino nos presenta, nosotros luchamos por no perdernos...