Despacio.

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No tenía idea con lo que se estaba metiendo.

No esperaba el tener un lazo por el resto de su vida con aquella criatura.

No sabía, que al recitar aquél escrito en tinta con aspecto viejo, aquello le robaría un beso para sellar el trato.
...

Erwin se encontraba en la biblioteca de su escuela, buscando algunos libros que le ayudarán en sus estudios para el examen próximo de esa semana, al igual que él otros chicos se encontraban en ese lugar por las mismas razones. Y otros, por la suerte y gusto de solo leer un libro.
La tarde se volvió extremadamente fría, gris y con toques de que se avecinaba una llovizna, solo quería irse a casa.

Sin querer, y sin saber por qué; recordó aquella conversación que tuvo con Hange hace algunos días, en donde los rumores de la biblioteca dictaban en tener una sección escondida y secreta. Dónde libros de conjuros, reglas, pactos, invocaciones y de más. Habían.
Esos temas en lo muy profundo y oscuro de su ser le atraían, pero el miedo de no saber y cometer alguna estupidez de aquellos libros por su impulso y curiosidad le alejaban completamente de ello, pues tenía muy claro que una vez que entraba ya no querría salir.
Siguió checando los libros, pero aquel pensamiento permanecía insistente. Intento evadirlo, pero simplemente no se iba, tan solo golpeaba, exigiendo descubrir si ese rumor era verdadero.

La biblioteca anuncio su hora de cerrar, y la encargada comenzaba ha sacar a los estudiantes que seguían allí, incluyéndolo. Pero tenía un plan para no tener que irse.
Por unos estantes, se encontraba la puerta de la bodega y con un extremado silencio se encerró en ella. Parecía algo muy estúpido y en realidad lo era, pero podría marcar a Mike o Hans para que le abrieran y lo sacarán. Tan solo necesitaba saber.

Continuará.

Honestamente, ya quería publicar lo demás pero es que la continuación para este, no me llega.
Espero aún así les guste.

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