treinta y siete

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cersei

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— Eso es imposible. — Hablé muy segura de mis palabras.

— ¿Así? — Preguntó Ocei después de darme una larga mirada. — ¿Por qué lo dices? — Continuó.

— Porque King y yo no hemos completado nuestra unión. — Respondí, mirando en dirección a las ninfas y hadas que nos rebasaban. — Además, mi cuerpo no me permitirá tener un hijo hasta sentir que estoy segura y mi bebe no corre peligro. No soy estúpida.

Ocei me mira fijamente por unos largos minutos antes de empezar a reir volteando la cara hacia un lado, burlándose.

— Vaya... La antigua Cersei ya hubiera entrado en pánico con esa broma. — Confiesa empezando a caminar nuevamente.

— Pero ya no soy la antigua Cersei... — Admito. — Y nunca me gustaron tus bromas.

— Es porque tu humor siempre ha sido algo extraño. — Agrega con una mueca.

Hago una gesto divertida mientras sigo caminando y escucho los susurros de mi clan.

"La señorita Cersei sigue igual de bonita" "El señor King es muy afortunado" "Sus hijos serán muy fuertes y hermosos"

Río un poco haciendo a las hadas y ninfas enrojecer. Ocei a mi lado mantiene una sonrisa tranquila y cierra los ojos al sentir como el aroma del bosque cambia a uno más suave. Lo cual avisa que ya hemos llegado al lago.

Todo se encuentra justo como lo recordaba, los árboles sanos y fuertes, adornados con pequeñas flores blancas y azules rodeando el claro, dejando que la luz del sol toque el agua y la haga brillar en todo su esplendor.

Miro a Ocy con emoción y ella asiente para luego hacer un movimiento con su cabeza para invitarme a acercarme, lo cual obviamente hago.

Piso el basto suave y fresco de la orilla, feliz de ver cómo más flores crecen por dónde yo camino, y me agachó para tocar el agua. Tibia y cristalina, tanto que puedo ver mi reflejo de manera perfecta.

Le sonrío al reflejo de mi mentora que se ubica a mi espalda. La nostalgia se acentúa en mi pecho con dolor y un poco de alegría.

Todo estaba bien hasta que un zumbido atraviesa mi cabeza. Al mismo tiempo que una estaca de madera es lanzada a mi cara.

Saco la mano del agua para atraparla, alejando rápidamente la punta filosa de uno de mis ojos. El grito ahogado de mi clan resuena tras de mí.

— ¡¿Estás bien?! — Grita Ocei tirándose a mi lado.

Miro el arma fijamente con las cejas juntas y asiento para luego ver en dirección hacia donde eso ha salido.

— Vaya, que buenos reflejos.

Una ninfa de cabello rubio rizado y ojos morados aparece en mi visión.

— Cersei que gusto verte. — Dice ella con una sonrisa irónica.

— Creo que no puedo decir lo mismo, Dalai. — Respondo sonriendo forzosamente.

— ¿Qué demonios piensas que haces? — Grita Ocei poniéndose de pie, para luego ayudarme a hacer lo mismo.

— ¿Yo? — Pregunta con fingida inocencia. — Solo estaba aprovechando que la mayor traidora del clan de las hadas al fin se ha dignado a volver. — Prosigue dirigiendo su mirada de manera furiosa hacia mí, la cual sostengo sin mucho ánimo. Aquí vamos otra vez. — Cersei, la ahora quimera de la traición. — Agrega de forma irónica, a lo cual levanto una ceja.

Qᴜɪᴍᴇʀᴀ ▸ ᴋɪɴɢ «ɴᴀɴᴀᴛꜱᴜ ɴᴏ ᴛᴀɪᴢᴀɪ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora