Qᴜɪᴍᴇʀᴀ ▸ ᴋɪɴɢ «ɴᴀɴᴀᴛꜱᴜ ɴᴏ ᴛᴀɪᴢᴀɪ»

veintinueve

narrador

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Cersei y King volvieron a la taberna, encontrando a los demás en su camino.

— Entonces... Ninguno encontró al cerdito. — Declaró la pelirroja que caminaba a un lado del rubio, líder de los siete pecados.

— No tuvimos suerte, aunque al parecer ustedes tampoco. — Respondió el ojiverde.

"Ni siquiera lo buscamos" Escuchó en sus pensamientos la voz del castaño, por lo cual embozo una sonrisa divertida.

— Parece ser muy escurridizo. — Dijo.

Meliodas asintió distraído mientras llegaban al sombrero de Jabalí.

Ni más todos estuvieron adentro, sus caras cambiaron a una de sorpresa, pues Hawk estaba sobre la barra, comiendo un plato de sobras de Ban.

— Vaya, vaya. — Cantó el zorro con una sonrisa ladeada. Mientras Meliodas regañaba al pequeño animal.

Cersei se acercó disimuladamente a la barra.

— Supongo que eso me hace el ganador, ¿no es así? — Volvió a cantar.

King observó a su prometida desde su lugar, riendo por lo bajo al ver la cazando a su presa.

— ¡Lo atrapé! — Gritó, tomando al cerdo con sus dos manos.

Entonces todo quedó en silencio.

— ¡¿AAAAAAH?! — Gritó Ban.

Los demás entraron en estado de shock y King se carcajeó desde atrás.

— ¡¿Qué clase de broma es está?! — Volvió a gritar el peliazul. — ¡Eso no es justo!

— ¿Ah? ¿De qué hablas? — Respondió la ojidorada. — Meliodas dijo que él primero en atraparlo ganaría.

Cersei embozo una sonrisa burlona hacía el capitán, que solo soltó una pequeña carcajada antes de alzar los hombros y asentir.

Lo admitía, la quimera era muy astuta.

— ¡Eso es trampa! ¡Bastardos!

Cersei dejó libre al cerdito mientras se sentaba en la barra, escuchando como los demás reclamaban las reglas del juego al capitán.

King se sentó a su lado besando su mejilla, ella por su parte le regreso el gesto para luego abrazarse a él. Formando un contacto íntimo entre los dos, escuchando de fondo no solo los gritos de sus compañeros, sino también el latido de dos corazones que seguían un mismo ritmo.

Cersei en ese momento observó al castaño mas a fondo, notando extrañamente como sus facciones habían cambiado un poco, dándole un aspecto más maduro, como si hubiera envejecido un año en una noche.