veinticinco

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narrador

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— ¡Escúchame, los pecados capitales acabarán contigo!

Hendrickson volvió a levantarse con un movimiento rápido, siendo está vez su principal objetivo golpear a Meliodas, por suerte, antes de lograrlo Ban utilizó su poder y rompió su brazo.

Meliodas golpeó el cuerpo del de piel gris y lo elevó, dando entrada al gran golpe de Gideon cortesía de Diane.

El demonio se estrelló contra una montaña y al momento de querer levantarse una flecha roja y dorada se incrustó en su pecho, ahí su cuerpo ardió por unos segundos antes de liberarse para volar en dirección a los pecados, siendo interrumpido por Chastiefol.

Todos fueron movimientos rápidos y fuertes que dejaron impresionados a los demás.

— ¡Increíble!

— Así que este es el poder de esos legendarios caballeros.

— Señor Meliodas... — Susurró la princesa haciendo al rubio voltear hacia ella.

— No te preocupes, gracias a ti he recuperado por completo mi fuerza y puedo pelear, deja que nosotros nos encarguemos. Quiero que te quedes junto a Hawk, ¿Si?

La peliplata asintió entre lágrimas y se acercó al cadáver del animal.

— Cersei. — Llamo el rubio en dirección a la pelirroja, está asintió entendiendo el mensaje, alzando una de sus palmas en dirección a las dos princesas para crear sobre ellas un campo protector.

Después de esto el ahora demonio se libro de la lanza sagrada de King y retrocedió unos instantes.

— Increíble, a penas pudimos causarle daño. — Dijo la castaña.

— Carajo creí haberle arrancado el brazo a ese maldito, esa piel demoníaca será un problema.

— ¡Aún tenemos oportunidad! — Habló Meliodas subiendo la voz.

— ¿Hmm?

El rubio volteó hacia la pelirroja que asintió de acuerdo.

Los demás miembros tuvieron un dejá vu ante esto, pues en sus antiguas misiones era igual, el dragón y la quimera siempre se ponían de acuerdo de alguna manera que ellos no entendían.

— Maestro Gowther. — Llamó la ojidorada.

— Haremos ese ataque, transmiteselo a todo el mundo.

— Capitán es que Gowther no...

Cersei se volteó extrañada ante los murmullos del castaño y al mismo tiempo el pelirosa se levantaba con su cabeza en las manos, logrando sacarle un grito al oso de la pereza y a la serpiente de la envidia.

— ¿Dónde están mis anteojos?

— ¡Está vivo!

Qᴜɪᴍᴇʀᴀ ▸ ᴋɪɴɢ «ɴᴀɴᴀᴛꜱᴜ ɴᴏ ᴛᴀɪᴢᴀɪ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora