❝ ¡𝑻𝒂𝒎𝒂𝒌𝒊-𝑺𝒂𝒏! ❞ ᴼᶜᴹᵃˡᵉ

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Tamaki Amajiki

Camine por el pasillo de la academia tratando de no llamar la atención, durante el trayecto me encontré con Mirio: el cual estaba tan feliz como siempre.

—Tamaki, dicen que hoy vendrá un nuevo estudiante. — comentó pasando su brazo por mis hombros.

—¿De verdad?... —pronuncie sin mucha importancia.

Últimamente mi cabeza estaba llena de cosas extrañas, como por ejemplo: cuando Atsushi me acompañaba a casa o que siempre sostenía mi mano de una manera tan única.
Realmente me sentía cómodo a su lado, aunque el siempre hacía lo posible para hacerme sonreir o sonrojar.

—Tonto Atsushi... — susurro logrando captar la atención de Mirio.

—¿Dijiste algo? — preguntó con diversión.

—¿Ah? No, no, no dije nada. — levantó sus manos negando con la cabeza.

"Dios, que vergonzoso..." pensó apresurando sus pasos sin mirar por dónde caminaba, no fue hasta que chocó con una masa dura que levantó la mirada.
Enfrente de él se encontraba un chico completamente desconocido, este tenía una mirada profunda y un poco inquietante.

—Hey, lindo. — dijo con una sonrisa el chico de cabello castaño. — Ten cuidado, no sería bueno si te haces daño.

—¿Qué?... —articulo sin comprender sus palabras. — Lo siento por chocar contigo... —se disculpo de inmediato, para no causar nuevos problemas.

Mirio también se acercó hacia ellos, poniéndose a su lado.
—Tu debes ser el nuevo estudiante. —afirmo. — Un gusto son Mirio Togota. — se presentó con amabilidad.

Pero aún así el chico no dio importancia a su presencia, enfocandose solamente en Tamaki: el cual por cierto, estaba muy incómodo.

—¿Comó te llamas tú, lindo?— cuestionó tomando de la nada la mano de Tamaki.

Amajiki se exaltó por su repentina acción, rápidamente la apartó alejándose unos pasos de él.

—Soy Tamaki Amajiki. — hizo una pequeña reverancia.

Togota de percató de su incomodidad y rápidamente se interpuso entre ambos.

—Nosotros nos vamos, hasta luego. — se despido con una sonrisa forzada.

Tamaki le agradeció con la mirada, mientras que juntos entraban a su salón.
Por desgracia el chico estaría en su mismo salón, durante la clases se le fue difícil concentrarse debido a la fija mirada que este siempre le daba.