Capítulo 23.

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Ese era el momento, había pensado Obito cuando recibieron el mensaje de ayuda del joven equipo Minato. Era la oportunidad de salvar lo que en su dimensión había perdido, podía evitar que las mismas cosas sucedieran, no había podido evitar que su peliplata muriera pero si podía hacer las cosas diferentes en esa nueva dimensión.

Faltaba poco para llegar a donde estaban los chicos, podía sentir sus chakra debilitándose continuamente, y casi no percibía el de Kashi, se estaban muriendo.

El Hatake a su lado no había hablado desde que salieron de la aldea, solo mantenía el semblante sombrío, recordando recuerdos del pasado, no lo culpaba, él mismo todavía pensaba en años pasados y el saber que la historia podría repetirse no es algo que les gustará y tratarían el modo de romper el ciclo. Estaba casi seguro que el equipo siete es el responsable de cargar con una maldición para todos aquellos quienes lo integren, podía sentir las miradas imaginarias de cientos de personas mirando como lloran y sangran, muriendo cada día.

- ahí están - oyó decir a Kakashi preparando el característico jutsu del ninja. Él, preparando también el suyo, hizo los sellos correspondientes y el resplandor azul y naranja de ambos jutsus se mezcló iluminando una parte del bosque.

- ¡CHIDORI!

- ¡JUTSU BOLA DE FUEGO!

- ¿¡QUE!? - Warui se alejó del cuerpo del peliplata menor y fijo sus ojos en ambos shinobis recién llegados, teniendo la alusión de haber visto a Sakuno y Fuji llendo directo hacia él. — tks... Donde quiera que vaya están sus caras, enserio los detesto... — murmuró para después buscar con la mirada la dirección en la que podía lograr huir, sin embargo, la presencia detrás suyo hizo que sacará un kunai e intentará apuñalar a quien sea que fuera, y sus ojos se abrieron en sorpresa cuando su mano atravesó el cuerpo del otro ninja, quien simplemente lo veía de la manera más tétrica que haya visto jamás.

— no deberías de tratar así a unos niños — el pelinegro habló sin despegarle la vista, sentía como todos sus sentidos le gritaban que no se moviera, así que escuchó y opinó al respecto.

— son shinobis, entrenados para matar y cumplir órdenes, no son niños...

— son niños que no necesitan vivir en un mundo repleto de guerras, pero es cierto, son shinobis que  viven para matar y matan para sobrevivir, cumpliendo las leyes que imponen naciones que no hacen más que pelearse entre sí y desperdiciar las vidas de su gente. Los niños no merecen eso, son solo eso... Niños... — la voz era tranquila y reflexiva, era la voz de alguien quién la vida no le ha dado chance para mirar más allá de sus manos con sangre y sabe en carne propia lo que es ser un ninja, como a todos.

— ¿Por qué me dices esto a mi? ¿Que te hace pensar que cambiaré solo por unas simples palabras cursis?

— oh no, no quería que pensaras en el sentido de nuestra existencia y de la nada quieras ser una buena persona. Un bastardo como tú que intenta abusar sexualmente de un niño nunca cambiaría, así que me aseguraré de que jamás vuelvas a tan siquiera pensar en alguien sin que mi rostro aparezca siempre por esa maldita cabeza tuya. Porque matarte sería demasiado benevolente... — la sonrisa que le dio antes de ver como todo se volvía de un color rojo sangre fue suficiente para saber que lo que el pelinegro decía era verdad.

Obito activo su Sharingan para meter en un genjutsu al otro ninja y lo envío a su dimensión de bolsillo donde nadie pudiera interrumpir lo que le había preparado al bastardo. Buscó con la mirada al peliplata mayor en los alrededores del bosque, ya debería estar lo suficientemente lejos, así que apresuró su paso dispuesto a alcanzarlo lo más rápido posible. Antes de salir de la aldea habían hablado de la estrategia que harían una vez llegarán a donde los chicos, Pakkun les indico que solo era uno y que les había envenenado con un desconocido jutsu, así que mientras él se encargaba del bastardo, Kakashi se encargaría de los chicos para que así no tardarán en llevarlos a la aldea, ya que el tiempo era esencial. Minato se quedó organizando todo junto a Kushina y Tsunade para que se les atendieran cuanto antes y descubrir si el veneno se podría propagar por la aldea, sellaron la torre Hokage y se aseguraron de que nadie a excepción de los involucrados y los que estuvieron en contacto con ellos entrarán.

Entre más rápido corría através de los árboles, más cerca visualizaba al peliplata cargando a los tres adolescentes, lo alcanzó en poco tiempo. — Kakashi, ven aquí, llegaremos más rápido con el Kamui — el otro relentisó su paso y se acercó al pelinegro quien le quitó a Rin del hombro y activo el mangekyo para que un momento después aparecieran en la aquella fría dimensión que a Kakashi tantos recuerdos le traía. Aunque volteó el rostro con una mueca de asco al hombre inconsciente un poco alejado de ellos.

— ignoralo, después me ocuparé de él, vamos tenemos que irnos. — el escenario cambio cuando se distorsionó y aparecieron a las afueras de la torre Hokage, donde ya los esperaban la Sannin, el Hokage y su esposa, quien a ver a sus chicos así, no dudó en acercarse y ayudar a cargar al pequeño peliplata, entrando de una vez y sellando por completo la entrada.

La Senju tenía una habitación con todo listo y todo lo necesario para salvarle las vidas a los adolescentes, el único y más grande problema será el descubrir qué tipo de veneno es y hacer un antídoto antes de que se propague más en sus cuerpos.

Kakashi se dirigió hacia una zona más apartada cuando Tsunade les había dicho que salieran de la habitación, necesitaba poner sus pensamientos en orden, podía sentir la mirada de Obito en su espalda y eso no ayudaba. Sus manos tenían un pequeño temblor después de que memorias volvieran a su mente, el estado de los adolescentes solo hizo que recordara tiempos pasados con su equipo y solo esperaba que la Sannin pudieran salvarlos.

Entonces algo hizo clic en su cabeza.

— entonces eso fue...

Viaje al pasado [ObiKaka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora