Me puse de pie y caminé hasta la puerta para luego abrirla.
Leydan estaba de pie en el pasillo. Lo miré confundida y salí por completo de la habitación.
—¿Si? —cuestioné al notar que no decía nada.
Hubo unos segundos de silencio.
—Yo lo hice —sus ojos se posaron sobre los míos.
Tenía una expresión confusa, parecía nervioso, pero seguía luciendo serio y altivo.
—¿Hiciste qué? —mi cara era confusión pura.
—Yo te invité —murmuró, sonando completamente sincero.
Parpadeé un par de veces.
¿Leydan hizo qué?
Sí, cabía la posibilidad de que Leydan hubiera sido, pero durante toda la cena me había obligado a borrar esa idea de mi mente. No tenía sentido, y de tenerlo entonces yo no lo aceptaba.
—¿Por qué? —cuestioné—. ¿Qué ganas conmigo aquí? ¿Te estás burlando acaso o es que...
—Shh, no es eso —sonrió ligeramente y se relamió los labios. Su piercing destelló con la luz del pasillo—. No sé por qué lo hice, ni con la primera carta ni con la tercera —se acercó un poco hacia mí—. Es que me estoy volviendo un poco loco.
Sus ojos se deslizaron hasta mis labios.
Fruncí las cejas al tiempo que él se acercaba más a mí. La falta de espacio personal no me incomodó, sin embargo, me aceleró el corazón y me cortó la respiración.
—Si me besas y luego te arrepientes te daré una patada en los...
Me calló poniendo sus labios sobre los míos.
Y sin darme cuenta mi boca se estaba moviendo al mismo ritmo que la de él. Su cuerpo se inclinó sobre el mío y dio unos cuantos pasos haciéndome retroceder hasta que mi espalda tocó la pared. El tacto frío de su piercing era una sensación única, casi deleitante.
Podía sentir el fuerte latido de su corazón contra mi pecho.
Las caricias que dejaban su boca sobre la mía me habían ocasionado una rara sensación en el pecho y un gran placer en el estómago.
De pronto sentí la fría brisa chocar contra mis labios por la separación de los suyos.
Me observó sin apartar la distancia entre nosotros.
—No estoy arrepentido —tenía la respiración un poco agitada.
—Estás loco —murmuré.
—Pero solo un poco —elevó una ceja y dibujó una sonrisa en su rostro.
Solté una leve risa y negué con la cabeza.
Se quedó observandome un momento.
Rodé los ojos y lo empujé suavemente poniendo ambas manos sobre su pecho.
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Los Winsclerk
Romance**Primer libro de la trilogía "Secretos"** El amor puede presentarse en formas y momentos distintos para cada persona. A Leydan se le presentó a los trece años, él... Bueno, él la empujó a un charco de lodo. Y por otro lado, a Katherine se le prese...