La sorpresa

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Capítulo I. La sorpresa.

Hoy era un día muy especial en la conocida pizzería de Freddy's Fazbear ¿por qué? Los niños no lo sabían e incluso tampoco los empleados del show a excepción de Freddy, el chico castaño con orejas de oso mecánicas junto a su sombrero y saco, sin olvidar su típico micrófono. De hecho él se guardaba el secreto celosamente hasta esta misma noche, quería darles una agradable sorpresa a sus compañeros de trabajo, sonrió muy divertido mientras supervisaba desde el escenario a Chica, para asegurarse de que todo marchase bien.

El ave recién terminaba de cantarle el cumpleaños al anfitrión de la fiesta, un infante de unos cinco años que no paraba de divertirse correteando te allá para acá, Chica suspiró bastante agotada mientras observaba de lejos a Freddy y le sonreía con el pulgar arriba, dándole a entender que todo estaba bien. Sin más Freddy comenzó la sesión del karaoke infantil mientras la rubia se dirigía a la Pirate Cove de aquel zorro molesto.

Y en efecto como ella pensaba, el letrero apagado y las cortinas cerradas, la Pirate Cove no estaba en funcionamiento. Normalmente ese chico de orejas zorrunas mecánicas sólo trabajaba si tenía ganas, por lo cual siempre se llevaba buenos regaños por parte de Freddy. Era un problemático.

Suspiró resignada mientras se acercaba al puesto de aquel chico, moviendo levemente las cortinas. -Foxy, es Chica. Voy a entrar.− Anunció la joven mientras solo recibía como respuesta un notorio chasquido de fastidio con la lengua. Sin más se adentró al lugar.

Foxy se encontraba completamente acostado en el suelo, limando cuidadosamente la punta del garfio aburrido. La rubia rodó los ojos.

−Especialmente hoy es cuando tienes que trabajar, Freddy está supervisando nuestros puestos con más frecuencia de la que piensas. Además... Especificó que observaría nuestro desempeño en la atención que le damos a los chicos, y dudo mucho que les estés dando la debida atención estando ahí acostado y encima, con la Pirate cerrada. - Le regañaba Chica mientras le brindaba un doloroso golpe en la cabeza, éste no pudo más que soltar un quejido de dolor, mirándola con un gesto más cansado y molesto.

−A ver nena, por si no te diste cuenta, estaba redondeando la punta de mi garfio, ya sabes... por los niños y tal... −Sonrió un poco divertido. -Así que no estoy perdiendo el tiempo, es más, pienso en la seguridad de los niños antes de abrir mi querida Pirate Cove.

Esta respuesta logró hacer enojar un poco a la pequeña rubia, si bien lo sabía tolerar no soportaba perder la conversación. -Hablo en serio zorro, Freddy en cualquier momento está por acabar la sesión del karaoke infantil y se dirigirá a esta zona, así que ponte a trabajar. Además, soy ''Chica'' no ''nena''.

Foxy hizo un gesto de asombro notoriamente falso, sólo para enojar más al ave. Se acomodó el parche y se levantó limpiando el polvo de sus ropas -Lo lamento nena, es que no puedo evitar llamarte así viendo ese babero que llevas todo el tiempo. - Ensanchó aún más la sonrisa al observar cómo se sonrojaba tras escucharle y se le acercó un poco para acariciar una de sus mejillas. -Sólo bromeo un poco, no seas aburrida, Chica. - Dicho esto de una manera bastante seductora, volvió a alejarse para encender el letrero de la Pirate Cove dejando a una rubia echando humos de vergüenza.

Ella ya estaba dispuesta a retomar su puesto para seguir con su trabajo, pero luego paró en seco entre los escalones del puesto. -Ah, me olvidaba... Freddy dijo que al cerrar la pizzería que nos reuniéramos en el cuarto de partes y servicios, creo que tiene una sorpresa que darnos.

−Y dudo que lo sea si ya nos dice que es una sorpresa−. Contestó rápidamente el pirata poniendo los ojos en blanco mientras sonreía resignado. -Bien, ya vete avecita.− Hizo un gesto con la mano para que se fuera, pues ya se acercaban los niños a la zona, y así lo hizo.

A decir verdad Foxy ya sospechaba que el castaño les estaba escondiendo algo, pues esas sonrisas y miradas extrañas no le iban para nada al oso, era algo anormal. En realidad era él quien más estaba curioso por tal sorpresa que Chica, pero no le gustaba admitirlo.

El resto de la tarde transcurrió tranquila y a su vez alborotada con los infantes jugando con los chicos y comiendo pizza a toda hora. No fue hasta que la pizzería cerrara que Foxy se apresurase al cuarto de partes y servicios para saber finalmente de qué se trataba la sorpresa. El ave y el oso lo estaban esperando.

−Pirata, siempre llegando tan tarde− Anunció Freddy con un gesto de leve resignación mientras sostenía una caja entre sus manos. Carraspeó un poco luego de observar a ambos compañeros. -Bien, antes de que comiencen a preguntarse para el por qué los reuní aquí, es por esto. - Observó con una sonrisa la caja que llevaba mientras lentamente la abría dejando examinar el contenido de esta a sus compañeros, quienes observaban curiosos.

Chica y Foxy se miraron unos momentos incrédulos. -Esas son... ¿orejas mecánicas? - Preguntó el pirata mientras las tomaba entre sus manos, eran bastante largas en comparación con las de Freddy, e incluso con las de él mismo, eran de un tono púrpura. Freddy rápidamente asintió divertido.

− ¿Son para mí? - Preguntó la rubia.

−En lo absoluto Chica, chicos... Estas orejas sólo significan la llegada de un nuevo empleado. Así que por favor, denle una buena bienvenida a Bonnie, pasa por favor. - Pidió amablemente el oso mientras observaba como aquella puerta se abría para dejar pasar a un joven de cabellera larga y recogida en una coleta baja color púrpura al igual que las orejas. El pirata quedó impresionado ante la noticia, pues no se imaginó que alguien más formaría parte en los empleados de la pizzería.

Éste se dedicó a observarlo con más detalle, su cuerpo era delgado y su piel era bastante pálida a diferencia de Chica, también tenía facciones femeninas en el rostro y sus ojos... Dios, eran un tono tan carmesí como el rubí, casi podría pensar que era una chica, pero observándolo bien se nota más que es un chico de estatura baja. Le había gustado.

El pirata frunció levemente el ceño, desviando un poco la mirada para dejar de mirarlo. Chica rápidamente se acercó al nuevo chico quien la miraba con una dulce sonrisa, esta le abrazó.

− ¡Es un total gusto chico! - Canturreó Chica mientras lo apretaba cada vez con más fuerza, casi asfixiándolo, sin embargo le correspondió el abrazo.

−El gusto es mío, señorita. -Amablemente se apartó para observar un momento al pirata, aunque notó que le desviaba la mirada, pero le restó importancia y observó a Freddy amigablemente. -Me alegra formar parte de estas instalaciones señor, muchas gracias.

Freddy le devolvió el gesto igualmente -Llámame Freddy, a ella puedes decirle ''Chica''− Señaló a Chica con la mirada mientras ella asentía de forma enérgica, luego miró al zorro. -Y a él, puedes decirle Foxy... Pirata, haz los honores por favor.− Señaló las orejas mecánicas que llevaba en sus manos.

Foxy no se percató de que aún las tenía entre las manos y se maldijo por lo bajo. Se acercó lentamente con un semblante de pocos amigos hasta donde se encontraba el joven que lo miraba un poco serio, cuidadosamente acaricio el cabello de éste para acomodarle las orejas en la cabeza. Sin darse cuenta pasó los dedos hasta sus mejillas y luego lo soltó separándose rápidamente. Había dejado al chico anonado y sonrojado por su forma de actuar.

−Un gusto, conejo...− Habló en voz baja Foxy, quien volvía a fruncir el ceño un poco molesto, parecía que lo odiase.

Sin duda, una agradable sorpresa les había dado el oso.



Continuará...

Corazón MecánicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora