Capitulo 7: Cosquilleo.

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Ela:

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Ela:

Seguí yendo al campo de lavandas, concretamente por la tarde noche, o como lo llamaba Jake, "las seis y dieciséis". Habían cambiado cosas, como que no me despegaba de Jake o que Conrad, Afra y mis padres no me preguntaron nunca a dónde iba. En el caso de mis amigos, perdimos el contacto desde que ellos dos tuvieron parejas, estaba acostumbrada a que pasase, pero esta vez no sentí un vacío ya que tenía a alguien que lo llenaba. Por parte de mis padres supongo que nunca hubo contacto, o al menos ninguno cercano. Aun así, por alguna extraña razón si les interesaba el tema del amor, siempre les había gustado la idea de que estuviera con una especie poderosa. Sin embargo, les decía que me iba con el arco o a cuidar animales, cuya respuesta siempre era un simple "vale".

Desde hace tiempo había empezado a cuestionar si mis sentimientos eran de amistad o de otro tipo. Así que decidí hablarle a mi madre, en estos casos estaba bastante interesada. Me acerqué al jardín, estaba sentada en una silla de madera escribiendo un hechizo.

—Madre, tengo una noticia, me avergüenza, pero me gustaría contártela ya que no siempre hablábamos y también me gustaría tener una opinión ajena.

—Ela, ¿puedes crearme un libro de hechizos psíquicos? —Murmuró sin mirarme. Con esa pregunta tuve claro que no me escuchaba. Hice lo que me pidió sin muchos ánimos.

—Aquí tienes —se lo entregué. Esta asintió—. Bueno, me tengo que ir ya...

—Está bien, pero te olvidas de algo...

—Oh pensé que no querías saberlo -dije ilusionada—. Me da vergüenza contártelo, pero te interesan estos temas y a mi hablar contigo

—El arco, te olvidabas del arco —me miró con decepción, pero rápidamente sus ojos mostraron morbo—. Perdóname cariño, estoy distraída, sabes que mi cabeza es una telaraña ¿Qué te ocurre?

— ¿Nunca te ha pasado que hablas con alguien que tienes mucho aprecio, pero lo ves de otra forma? Sabes que es tu amigo, pero no lo ves igual que al resto de tus amigos —sus ojos se iluminaron.

— ¡Por fin llegó el día! Creía que nunca llegaría este paso, eso se llama amor, Ela. Así que ¿me mentiste? Ibas a quedar con tu amado —se alteró, aunque eso duró poco—. Bueno no pasa nada yo también lo hice en aquellos tiempos y bueno, cuéntame, ¿tiene buenos poderes? ¡¿Es un nuevo Hayat Iksiri?!

—Relájate, tal vez solo esté confundida, por ahora sólo es un amigo. Y no te he mentido también le enseño a practicar arco, y ayudar a criaturas —solté una sonrisa recordando nuestros momentos juntos—. Si no fuera porque es un holograma, aquel ser de tres cabezas lo hubiera matado al lanzarlo contra el suelo.

— ¡¿Cómo que holograma?! —Parecía estar furiosa, confirmándose cuando sus ojos se pusieron de color morados—. Te dije que no quería ningún humano ¡Eras una niña ingenua y de mente inquieta!

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