Capitulo 2

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Estaba en una hermosa mansión la cual estaba reluciente rodeada de espejos y un candelabro realmente lujoso , una mesa enorme delante de el donde había todo tipo de manjares que su estómago esperaba comer lo más pronto posible, el se encontraba en...

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Estaba en una hermosa mansión la cual estaba reluciente rodeada de espejos y un candelabro realmente lujoso , una mesa enorme delante de el donde había todo tipo de manjares que su estómago esperaba comer lo más pronto posible, el se encontraba en la cabecera de aquella mesa sentando sobre las piernas de alguien que no podía reconocer , pero que le estaba dando besos en sus mejillas, todo eso se sentía tan cálido que pensó que no podía pedir más.

Unas gotas frías sobre su cara fue lo que le hizo abrir sus ojitos de forma lenta regresando a la cruel realidad.

Estaba de nuevo en ese departamento, su cuerpo sintió de inmediato el frio que azotaba en la ciudad y que apenas podía tratar de disminuir con su frazada , para su desgracia observa al techo el cual parece tener una nueva gotera, mira hacia la ventana tratando de adivinar cual era la hora. Aproximaba las seis de la mañana así que a paso realmente pesado se encamina al baño para mojarse la cara despejando la somnolencia en su sistema.

Se despoja de su ropa para entrar a la regadera la cual era extremadamente pequeña donde agradecía ser tan pequeño y caber casi como anillo al dedo, al girar la llave del agua el dolor en su piel se hace presente; el agua estaba helada, como pudo aguanto logrando bañarse correctamente y salir tan rápido como entró ya que al final ni siquiera tenia tantos objetos para el baño solo un bote de shampoo y su jabón.

No tiene que buscar mucho entre su ropa , la cual mantenía en una bolsa negra, porque tenía realmente apenas y cinco cambios los cuales debía saber bien combinar para no verse repetitivo, se coloca su vestimenta del día la cual consistía en un pantalón de color negro ajustado, una camiseta blanca de botones y por encima un suéter grande color negro con rayas blancas por la zona del cuello y mangas.

Su estómago ruge en señal de hambre pero bien sabe que no tendrá dinero para comida hoy por lo que maldice por lo bajo antes de tomar su mochila y salir de aquel cuarto donde dormia.

El cielo era de un celeste digno de admirar sin ninguna nube estorbando, los pájaros ya comenzaban sus cánticos para alegrar a los trabajadores apurados ya que era una ciudad siempre en movimiento.

──Mikey, Buenos días jovencito.

Voltea su cabeza hacia la voz a su espalda, provenía de aquella mujer que vivía a dos departamentos del suyo, era una femenina de al menos treinta años de edad que estaba recargada sobre el barandal fumando un cigarrillo, su cabello negro se mesia levemente por el viento.

──Merlin-san, es demasiado temprano para fumar esa porquería.

──¡oh vamos mocoso no empieces!

En señal de desaprobación el rubio niega con la cabeza, su vecina no parecía nunca entender que el tabaco le haría daño, aquella mujer sin duda era un desastre pero a Manjirō le agradaba por que sabía que detrás de esa coraza habia alguien dulce.

──Oye enano, toma, ni creas que no ví que no llevabas nada ──. La mujer se acerca dándole una cajita con bento dentro.

──Gracias Merlin-san, se lo regreso al rato ──. Con una leve sonrisa agradece , la mayor se despide con la mano viéndolo marchar.

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