Naomasa Tsukauchi

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Siempre me he considerado una persona observadora y analítica, es por eso —además de mi sentido de la justicia— que me he convertido en detective. Sin embargo, contigo baje la guardia, deje escapar las pistas más importantes ante mí. Tal vez fue porque nunca te considere una persona que pudiera llegar a padecer algo así ¿o fue mi ignorancia ante estos temas? Tal vez fue porque esperaba que me contaras todo lo que te aquejara, lo que te hiciera sufrir y estar a tu lado como siempre lo he hecho.

En fin, fui demasiado ingenuo, y ahora estoy tratado de entender como tú, una persona tan brillante como el mismo sol, perdiste tu luz y acabaste postrada en esta cama.

Cada que tengo tiempo libre vengo a verte, te cuento sobre mi día mientras sostengo tú mano en la espera de que pronto recuperes la conciencia, a veces tengo la fantasía que te despertaras diciendo algo sarcástico sobre mi aspecto agotado, Otras veces solo estoy callado admirando cada facción de tu rostro, para olvidar mis propias preocupaciones.

Mi terapeuta me ha dicho que es momento de que me deje de culpar de lo que te sucedió, que dé el primer paso hacia mi sanación. Pero mi mente sigue dando vueltas sobre las cosas que te pasaron para que hicieras todo eso. Y en contra de mi buen juicio, he decidido hacer mi propia investigación con la gente que te rodea y plasmarlo en este diario.

Sé que me regañarías en este instante diciendo que mi rol de detective no es parte de mi personalidad, pero necesito probar ante mí que yo no soy el culpable, que realmente no hay ningún culpable.

MARTES 17 DE MARZO DE 2017

Creo que esta es la última fecha en la que estoy seguro en que estabas 100% bien contigo misma, tal vez suene algo raro porque soy alguien ajeno a tu cabeza para asegurar dicha afirmación. Pero todavía recuerdo el brillo en tus ojos, esa rara mueca que haces cuando te ríes despreocupadamente y como llevabas puesta tu blusa favorita. Te gustaba el moño azul marino que tenía, el cual hacia contrate con el blanco, y esas mangas abullonadas.

Eran contadas las ocasiones que te miraba con esa camisa, ya que decías que los demás señalaban que con 31 años debías de dejar de vestir tan juvenil ¿pero quienes son eran ellos para opinar cuando era lo que te gustaba llevar? Además de que a completaba aquella capa de ánimo y fuerza en esos días que la llevabas contigo.

Ugh, me desvié algo del tema.

Ese día tu energía llegaba hasta mi con un ímpetu abrumador, que mi mente olvidaba todos lo crímenes y atrocidades que acaban de presenciar, en tan solo un segundo, y dejaba de ser un detective a un ser devoto de nuestra amistad, adicto a pasar el mayor tiempo posible contigo.

Ese día hicimos planes para ver como florecían los árboles, y puede que mi horario de trabajo era fuera de lo convencional, estabas dispuesta a ir conmigo, aunque sea en mi corto tiempo de descanso.

El martes 27 de ese mes nos reunimos en el parque más concurrido de la ciudad, no había lugar para sentarse, pero poco me importaba, ya que estaba fascinado de verte bajo el árbol donde algunos pétalos caían. No obstante, no tenías el mismo año que semanas atrás en retrospectiva siento que tal vez el peso de ser bombardeado constantemente con imágenes y publicidad sobre mantener un peso socialmente aceptable ya estaba cuento efecto sobre ti ¿Por qué lo pienso? Bueno, vestías ese vestido color azul viejo que te queda mucho más grande de lo que debería, que se volvió en una armadura para ocultar tu figura, con la cual empezaste a tener problemas

DOMINGO 9 DE ABRIL DE 2017

Me costó trabajo escribir eso porque es una de las cosas que más me recrimino, ya que fue algo tan claro viéndolo ahora, pero para mí yo de en ese entones fue un detalle algo importante pero no como debería. Tendría que haber dicho algo más, que ser una red de apoyo, sino tal vez buscar una herramienta con la cual pudieras luchar,

One Shot - Boku No HeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora