Prólogo

1K 78 30
                                    

Arrodillandose en el frío suelo de madera viejo, Christopher se acurruco lo más cerca del rincón que pudo sin tocar las extrañas manchas de humedad que dañaban la vieja pintura de las paredes.

Pedazos de la misma se quedaron adheridos a sus bracitos cuando un golpe desde la sala lo hizo dar un salto. Su mamá grito y más golpes le siguieron siendo aquello una horrible melodia demasiado común para sus oidos.

—¡Necesito el dinero ahora, maldita mujer! —la voz era gruñona y ronca, como gastada.

—No lo tengo ahora, por favor John —esa era la voz de su mamá, Christopher podía reconocerla en cualquier lugar. Era dulce cuando hablaba con él, siempre suave y melodica, pero ahora solo se escuchaba rota y desesperada—. Te pagaré, lo juro, necesito algo de tiempo.

—Ya no tengo tiempo. —otro golpe.

Sus ojitos se abrieron de par en par cuando pesadas pisadas comenzaron a acercarse al lugar donde estaba. No podía ver más alla del pasillo desde su rincón pero no quería correr el riesgo de que lo encontraran. Gateando un pequeño trecho, se coló bajo el mantel de una pequeña mesa que adornaba
el pequeño pasillo. Jaló sus piernas hasta el pecho y tapo sus oidos con sus manos, callando los sonidos exteriores.

El borde del floreado mantel se balanceo cuando una forma grande y pesada paso a su lado. Su cuerpito temblaba por miedo mientras esperaba a ver lo que iba a suceder. Su mamá le habia dicho que debia comportarse como un hombrecito y ser valiente. Christopher lo estaba intentando muy duro pero cuando tienes cuatro años es dificil no sentir miedo.

—¡John, por favor! —su mamá volvió a gritar. Christopher pudo ver sus pies desnudos corriendo por el pasillo pero no se movió, él nunca debia hacerlo o lo golpearían. Lo habia aprendido de la mala manera.

—Calla, mujer —gruño la gastada voz desde alguna de las habitaciones—. ¿Donde esta el mocoso?

—¿C-Christopher? —su madre se congelo, sus pies a apenas centimetros de donde se escondía—. ¿Porque quieres a Christopher?

—Quiero una garantia de que vas a pagarme —los pasos pesados volvieron—. Me llevare a tu chico hasta que me pagues lo que me debes.

—¡No puedes hacer eso! ¡No te dejaré!

Otro golpe y su mamá cayó al suelo. Christopher comenzó a moverse para ayudarla, podía ver sus ojos llenos
de lagrimas bajo la cortina, pero ella negó suavemente logrando que con ese simple gesto Christopher volviera a su rincón. La mujer se puso de pie.

Hubo más gritos, golpes y pisadas apresuradas. El pequeño castaño no tenía ni idea de cuanto tiempo
habia pasado hasta que la puerta principal fue abierta bruscamente al grito de "policia". Las cosas se
pusieron más ruidosas por unos minutos y entonces todo se calmó.

—¿Chris? —él conocia esa voz—. Christopher, cariño, ¿donde estas?

—¿Tío Adam? —susurró suavemente, gateando hasta poder ver por debajo de la cortina.

El hombre delgado al final del pasillo se volteo ante la pequeña voz. Sus ojos calidos encontraron rápidamente a Christopher y sonrió suavemente mientras caminaba hacia él. Su tío Adam era el hermano de su papá o eso es lo que le habian dicho a Christopher. El hombre era muy parecido a Christopher, solo que en vez de miel sus ojos eran de un brillante verde. Un joven muy atractivo que apenas parecia estar pasando por sus veinte.

Él quería mucho al pequeño castaño. Venía a visitarlo muy seguido y le traia regalos bonitos pero a su mamá no le gustaba él, por lo que sus visitas eran muy cortas.

—Ven aquí, cariño —su tío extendio los brazos y Christopher salio de debajo de la mesa, corriendo directamente hacia él—. ¿Estas bien? ¿Te hicieron algo?

Christopher se aferró al cuello de Adam mientras su tío se ponia de pie. La suave tela de la camisa rozo la piel
de sus brazos logrando que sonriera. Su tio era calido y suave, su mamá siempre olía feo y no podía comprarse ropa bonita, Christopher la quería mucho pero ella a veces era mala con él. Preferia al tío Adam, él siempre era bueno.

Pasando las manos por los brazos de su sobrino, el mayor se aseguro de que no tenía ningún tipo de lesión mientras caminaba hacia la sala. Estaba agradecido de lograr llegar a tiempo y este expectaculo sería perfecto para él. Por fin le darían la custodia de su sobrino y podría alejarlo de la vida precaria que su madre llevaba.

Adam miró hacia el sofá donde Tamara y su distribuidor estaba sentados y sintió lastima. Tamara habia sido una mujer tan bonita y dulce, pero luego de que su hermano hubiera muerto ella se dejo caer, sin importarle ni siquiera la salud de su pequeño hijo comenzo a beber y se convirtio en una alcoholica adicta. Adam lo lamentaba mucho por ella pero no dejaría a su sobrino allí.

—Christopher se ira conmigo. —afirmo.

Los ojos de Tamara se dirigieron a él, llenos de ira—. ¡Jamás! ¡No dejaré que un marica críe a mi niño, antes muerta!

—Yo no dejaré que una adicta cuide de él —Christopher se aferro más fuerte y Adam se lamento de haber dicho lo que dijo. Pasando suavemente su mano por la pequeña espalda, miró a su cuñada con asco—. Solo mirate, maldición, mira a tu alrededor. Puedo darle una vida mejor, podrás visitarlo todos los días, no lo hagas más dificil.

Sintió una profunda pena cuando se dio cuenta de que sus ruegos caían en oidos sordos. Tamara negó con la cabeza y Adam asintió, sabiendo que debería luchar por su sobrino. Y lo haría, costará lo que le costará él sacaría a Christopher de todo aquello.

BRAVE 《Adaptación》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora