—Estos pueden servirte —Christopher extendio unos pantalones de chandal negros un poco bastante más grandes de lo que me habia dado en un principio. Su mirada estaba lejos de mi pero aun así podia ver la sonrisa luchando en su rostro, el niño estaba gozando de la situación—. Son de mi tío pero él nunca los usa.
—Esta bien —los tomé—, gracias.
Colocandome los pantalones me senti un poco mejor al ver que estos si me quedaban bien, aunque no tenía una camiseta para cubrir mi torso ya que habia renunciado a colocarme las de Christopher. Las costuras parecian querer explotar cada vez que me movia, no podía estar con eso puesto. Por suerte, gracias a la gran tormenta, Christopher no iba a salir a ningun lugar y gracias a la calefacción de la casa no necesitaria una camiseta pronto.
—¿No te pondras una camiseta? —pregunto el castaño con los ojos demasiado grandes para su rostro.
—No tengo una —me excuse—. Tus camisetas me quedan muy ajustadas.
—Pero no puedes andar por la casa así —gruñó.
—¿Porque no? —lo mire directamente, observando como su mirada volaba de mi al suelo antes de volver a mi torso. Era extraño verlo nervioso, con el pasar de los días estaba descubriendo más y más facetas del niño y todas ellas me facinaban.
—Yo... —se aclaro la garganta antes de fruncirme el ceño y empujarme a un lado para salir de la habitación—. ¡Has lo que quieras, no es problema mío!
Observe la puerta por donde habia salido con sorpresa. Christopher tenía una personalidad muy explosiva a
la que me estaba acostumbrando lentamente. Con un suspiro rendido, sali de la habitación y me dirigí a la
primer planta. Directo a la cocina.—Tu y tu exhibicionismo, De Jesús —Francis arrojo un trozo de pan en mi dirección que golpeo el centro de mi pecho.
—Los que hablan son tus celos, Reynard —me burle, pasando una mano por mi torso como si realmente estuviera apreciando mi cuerpo. No estaba mal, mi cuerpo estaba bastante marcado gracias a las horas en el gimnasio y los trabajos esporadicos arreglando tejados, estaba en forma. Unos pocos tatuajes adornaban mis brazos y me daban un aspecto algo intimidante, me gustaba.
Un pequeño gemido logró que arrancara mi mirada de mi pecho y observara directamente a los bonitos y brillantes ojitos mieles que me miraban desde el otro lado de la cocina. Christopher tenía las mejillas sonrosadas y los labios entre abiertos. Esa fue la primera vez que me pregunte sobre la sexualidad del chico.
Su mirada delataba un hambre que solo podía ser clasificada como lujuria.
—Zabdiel ve a vestirte —ordenó Nani, logrando que apartara la mirada de Christopher para mirarla.
—No tengo camiseta —me queje—, las de Christopher son muy pequeñas.
—Entonces ponte una toalla por encima —arrojo una de las mismas hacia mi—, puedes resfriarte.
—Si, mamá —me burle.
Nani me golpeo con un paño de cocina.— No te burles de tus mayores, jovencito.
—Lo siento, Nani. —susurré, escuchando la estupida risa de Francis desde el otro lado. Maldito idiota.
Sentandome en la mesa frente a Francis, me envolví en una toalla y observé con curiosidad como Christopher parecia hundirse en la libreta frente a él. El boligrafo en su mano se deslizaba con facilidad sobre el papel, como si simplemente estuviera haciendo lineas al azar. Pero podía ver que poco a poco se formaba el boceto de un rostro frente a mis ojos.
—Buenos días —respondí el saludo del señor Adam de forma ausente cuando el mismo entro a la cocina—. Francis, debemos salir, tengo una reunion importante a la que no puedo faltar.
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BRAVE 《Adaptación》
Fiksi PenggemarAdvertencia: Lenguaje explícito Escenas de sexo H/H Pareja: Christopher Vélez/ Zabdiel de Jesús Tengo el permiso de @Always_Nina para adaptar esta historia #1 en Chrisdiel 💫- 21/01/22