Capitulo 28

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—¿Que haremos hoy? —besé la nariz de Christopher antes de separarme.

—Hoy no tenemos una de tus aburridas clases, ¿verdad? —preguntó esperanzado—. No sé porque mi tio te puso a darme clases de literatura, no las necesito.

—Eres horrible en la literatura, ojos bonitos. —reí antes de sacudir la cabeza—. Pero no, hoy no voy a darte clases.

Habia estado dandole clases a Christopher desde que el señor Adam me habia re-empleado para eso, aunque por lo general el niño siempre encontraba la manera de distraerme para que terminara la lección antes de tiempo. En el poco más de mes y medio de clases, no habia podido dar una clase completa sin que a Christopher se le ocurriera ir al baño por dos horas -cuando en verdad estaba comiendo dulces en la cocina- o se durmiera sentado. Era un tanto frustrante pero no iba a ganar un sueldo por nada, intentaria enseñarle aunque no quisiese aprender.

—Esta bien —sonrió—. Entonces, iremos a ver a un amigo mío y luego volveremos para que pueda seguir con mi cuadro, ¿que te parece?

—Me parece bien —lo besé suavemente—. ¿Que tan lejos queda la casa de tu amigo?

—No mucho, cerca de la uni.

—¿Y que haremos en su casa, si se puede saber?

—Se puede —sonrió, separandose para ocupar el asiento del acompañante que Francis habia dejado libre hacia unos minutos—. Iremos a buscar tu regalo.

—¿Porque tu amigo tiene mi regalo?
Christopher rió entre dientes—. Ya lo verás, ahora vamonos.

—Mandón. —susurré mientras me acomodaba tras el volante y volvia a enceder el auto.

Repiqueteando sus dedos sobre el tablero, el castaño me miró de reojo con una sonrisa antes de volver la vista a la carretera. Hizo lo mismo un par de veces hasta que finalmente se volteo a mirarme.

—¿Sabias que Francis y mi tio se besaron? —soltó.

—Francis dijo algo. —asenti.

—Mi tio me lo contó anoche —rió—. Me dijo que fue la unica manera de callarlo cuando Francis comenzó a quejarse sobre tener que tomar el autobus porque tu no estabas.

—¿Funciono?

Se encogio de hombros—. Supongo que si. —sonrió antes de hacer una mueca—. No he visto a mi tio con alguien en mucho tiempo, espero que eso funcione me doleria que él sufriera luego de lo que sucedió con su ultimo novio.

—¿Que sucedio? —no debia preguntar, en serio que no debia pero siempre habia sido un chismoso. No me juzguen.

—El tipo era un imbecil. —miró por el parabrisas un segundo antes de volver a mirarme—. Cuando supo que mi tio se habia hecho cargo de mi, salió corriendo con la excusa de que no tenia intenciones de criar niños.

Fruncí el ceño, mirandolo brevemente—. ¿Que edad tenias?

—Diez. —respondio—. Hace ocho años que Adam no sale con nadie o al menos, nada formal. Siento que tengo la culpa por ello, si él no se hubiese hecho cargo de mi tal vez tendria una relación estable y seria feliz.

—¿Quien dice que él no es feliz? —pregunté—. Yo creo que tu haces feliz a tu tío, claro, cuando no estas todo mañoso y lanzando veneno en todas direcciones.

—¿En serio lo crees?

Asentí—. Tu tio te ama y estoy seguro de que no se arrepiente de haber sacrificado algunas cosas para criarte. Además, aun es un tipo atractivo, ¿cuantos años tiene? ¿Treinta y cinco?

BRAVE 《Adaptación》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora