Capitulo 19

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—¿Ya llegamos? —murmuro Lucia cerca de mi oido por decima octava vez en media hora.

Conté hasta diez mentalmente mientras recordaba las razones por las que no podia ahorcarla, el problema era que cada vez quedaban menos de ellas. Mirando sobre mi hombro le dirigi una mala mirada antes de volver a la carretera. Sabia bien que la castaña estaba haciendo eso solo para sacarme de mis casillas ya que ella sabia perfectamente donde quedaba la casa de mis padres.

Escuché a Lucia volver a su asiento y suspiré con alivio, lo que me duró unos cinco minutos antes de que el cartel de "Bienvenidos a Puerto Rico" apareciera en mi linea de visión y la sirena castaña
volvio con el parloteo. Christopher se removio en su asiento y mi mirada se disparo hacia él, observando como sus
ojitos marrones se abrian y parpadeaba rapidamente para alejar el sueño.

—Buenas, bebé. —sonreí, estirando una de mis manos para frotar su pierna—. ¿Dormiste bien?

Christopher se frotó los ojos un momento antes de pasar su mano por su cabello, alejando algunas hebras
perdidas que habian caido sobre su rostro. Sus orbes aun mantenian esa bruma de sueño que me dijo que el chico aun no estaba del todo despierto. Sonreí cuando su mirada se dirigio a mi y sus labios se curvaron levemente.

—¿Cuando dormi? —preguntó con voz ronca antes de mirar por la ventana con el ceño fruncido—. ¿Donde estamos?

—En Puerto Rico. —informé—. Dormiste todo el viaje.

Christopher se sentó erguido en su asiento y miró hacia afuera con los ojos abiertos de par en par. Su labio inferior fue atrapado entre sus dientes en un gesto nervioso que no habia asociado a él, parecia que el niño habia encontrado un nuevo nivel para su ansiedad. Practicamente vibraba sobre su asiento.

Volviendo mi vista a la carretera conduje por varios minutos antes de detenerme a poco más de una cuadra de la casa de mis padres. Christopher seguía temblando por lo que abriendo las puertas, le hice un gesto a Lucia para que saliera y nos dejara solos. La castaña entendio la pista al instante y se deslizo de su asiento, saliendo del vehiculo y comenzando a caminar en dirección a mi casa de infancia.

—¿Que te sucede, Chris? —pregunté suavemente, alcanzando su mano para llamar su atención.

El castaño me miró con su labio aun atrapado entre sus dientes pero no dijo nada. Alzando una mano, atrape su barbilla y jalé suavemente su labio hasta que lo soltó. Una pequeña sonrisa se deslizo en su rostro cuando nuestros ojos se encontraron.

—Mira como lo dejaste al pobre. —acaricie su labio suavemente con mi dedo, notando lo rojo e hinchado que estaba—. Parece como si te hubieses ensañado con él.

—No me trates como si fuese un bebé, Zabdiel. —se quejo suavemente pero de igual manera no se alejo de mis caricias.

—No te estoy tratando como un bebé.

—Si lo haces —afirmó—, estas intentando distraerme.

—¿Y eso es malo? —sonreí antes de acercarme y dejar un pequeño beso sobre sus labios, alejandome en el momento justo que Christopher intento profundizarlo—. ¿Estas listo para conocer a mi familia, pastelito?

Christopher inclino la cabeza hacia un lado, mirandome con curiosidad—. ¿Pastelito? —pregunto.

Hice una mueca antes de rodar los ojos y soltar un suspiro—. Estoy nervioso,¿si? Ponerte apodos me tranquiliza.

—Okeey —murmuró, alargando la e y mirandome de forma extraña—. Eso no es raro ni nada.

—Al menos recuerdo traer pantalone.—replique.

BRAVE 《Adaptación》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora