✦ ᴄᴏɴ ϙᴜᴇ ᴀᴜɴ ᴍᴇ ᴀᴍᴀs ᴇʜ?( Pico×Keith )✦[RE ESCRIBIENDOSE]

⊹016⊹

El camino hacia la cabaña había sido más largo de lo que cualquiera de los tres esperaba. El auto avanzaba entre árboles enormes que proyectaban sombras irregulares sobre el parabrisas, mientras el viento movía sus ramas como si saludaran. El sonido del motor era lo único que rompía el silencio del bosque.

Pico, sentado adelante con un brazo fuera de la ventana, fue el primero en notar que el GPS ya marcaba el destino.
Con una mezcla de alivio y hastío anunció:

—Llegamos.

Otis levantó la mirada justo cuando el auto se detuvo. Sus ojos se abrieron un poco más.
—Oh... —exhaló, sorprendido a pesar de sí mismo.

En el asiento trasero, Keith tuvo que inclinarse un poco para ver por encima del hombro de los demás.
Apenas vio la casa, su expresión se iluminó.

—Oye, esto es re lindo —dijo con una sonrisa sincera.

Frente a ellos, rodeada de pinos altos, estaba una cabaña enorme —aunque "cabaña" era quedarse corto.
Era una casa completa: madera clara, ventanales enormes, una terraza amplia y un camino de piedra iluminado por luces cálidas. El aire parecía más limpio, más frío, más silencioso que en la ciudad.

Pico soltó un suspiro suave, casi un gruñido.
—Sí... es bonito.

Otis golpeó la puerta del auto con el puño cerrado, impaciente.
—Oigan... ¿nos vamos a bajar o vamos a acampar aquí?

Pico abrió la puerta sin apuro.
—Ah... sí.

Keith salió enseguida, rodeando el auto.
—Bajo las cosas.

Otis corrió a alcanzarlo.
—Te ayudo.

—Gracias.

Mientras Pico caminaba directo hacia la entrada, murmuró:
—Voy al baño.

Keith levantó una mano sin dejar de acomodar las bolsas.
—Ok.

Los dos que quedaron terminaron de descargar el auto.
El frío les mordía la cara, pero el esfuerzo calentaba un poco el cuerpo.
Al entrar, una corriente de aire tibio los envolvió.

La cabaña era aún más impresionante por dentro.

Un living amplio de madera color miel.
Luz natural entrando por los ventanales.
Alfombra gruesa.
Sofás cómodos.
Y en el centro, como si fuera el corazón del lugar:
un mesón de pool antiguo, grande, sólido, con el tapiz verde impecable.

Keith lo miró como si hubiera encontrado un tesoro escondido.
Otis abrió la boca.

—Ni cagando estaba en las fotos —dijo, sorprendido.

Keith caminó alrededor del mesón, admirándolo.
Pico volvió justo en ese momento, secándose las manos con una toalla.

—Obvio que no estaba en las fotos —respondió—. Si lo ponían, todos querrían reservar.

Otis resopló.
—Qué astutos.

Pico tomó un taco y lo giró entre los dedos con familiaridad.
—¿Jugamos?

Keith y Otis se miraron.
Obvio que sí.

-el duelo de pool

Pico golpeó el suelo con la punta del taco como si fuera un arma.

—No me vas a ganar —sentenció.

Otis se estiró el cuello, confiado de más.
—Sí lo haré. Y voy a ganar la apuesta. :D

—Que no.

—Que sí.

Otis se inclinó, alineó el taco... y susurró para sí:
—O le doy... o cag$%...