✦ ᴄᴏɴ ϙᴜᴇ ᴀᴜɴ ᴍᴇ ᴀᴍᴀs ᴇʜ?( Pico×Keith )✦[RE ESCRIBIENDOSE]

⊹017⊹

Pico despertó sobresaltado a las 10:21 AM, con esa punzada en el pecho que a veces aparecía sin avisar.
Por un momento creyó que seguía en aquel callejón lleno de humo, olor a pólvora y gritos que ya no existían.
Pero no: estaba en la cabaña universitaria. Estaba a salvo. Al menos... lo más seguro que podía estar.

Con un suspiro áspero, se levantó, se puso una polera cualquiera, buscó su arma y los protectores de oídos, y salió al pequeño patio trasero.
El metal frío en su mano lo calmaba más que el agua. Más que la música. Más que dormir.

Respiró hondo.
Apuntó.
Disparó.

Un estampido seco cortó el silencio de la mañana.

Otro.

Y otro.

Hasta que la puerta de la cabaña se abrió de golpe.

—¡Mierda, Pico, cállate! —gruñó Otis, despeinado, con cara de haber salido de un cementerio.

Pico no oyó nada, obviamente. Solo siguió cambiando el cartucho con la precisión mecánica que tenía desde niño.

—PICO. —insistió Otis, avanzando al borde de la paciencia.

Nada.

—¡Pico!!

El pelinaranja por fin giró, apartándose un auricular.

—¿Ah?

—¡Que pares! —bufó Otis.

Pico pestañeó, casi inocente.

—Ah... eh... bueno.

Keith salió detrás de él, medio dormido, con los ojos entrecerrados.

—wn... me duelen los oídos, —murmuró.

—Ni me digas —reclamó Otis.

—Sorry —dijo Pico, bajando la vista.

Ambos lo miraron con expresión plana.
Una que ya conocía.

—Bueno... —intentó sonreír— ¿quién quiere helado?

—Yo —respondió Keith de inmediato, como si lo hubieran invocado.

—Irresistible —agregó Otis.

Pico soltó una carcajada suave.

—Típico. Ya, levántense, vamos a comprar.

Mientras se peinaba frente al espejo, Otis soltó:

—No sabía que tenías el pelo más parado que las púas de Sonic.

—No.

—Sí.

—No.

—Sí.

—NO.

—SÍ.

Keith los miró, resignado.

—Ya, paren. Y sí, Pico, lo tienes parado.

Pico se quedó quieto.

—:'/

Otis carraspeó.

—Listo. ¿Nos vamos?

—Al fin —dijo Pico.

—Sí —asintió Keith, frotándose el rostro.

HELADOS Y FANTASMAS

Llegaron en auto al puesto de helados. Keith prácticamente se bajó corriendo como si su vida dependiera de ello, compró uno de naranja y se lo devoró en menos de un minuto.