¿Quieres entrar?

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Al bajar al lobby me di cuenta de cuán grabe era la situación. La cantidad de personas que había afuera era aterradora, pero era más por el bullicio que por la masa. Todo estaba a oscuras y los huéspedes del hotel estaban en su totalidad apostados en el lobby esperando. Bomberos y policías ayudaban a mantener a la gente segura afuera porque todos estaban allí para intentar ver a los chicos, la mayoría había llegado antes de que comenzara el terremoto, de alguna manera se había filtrado que estaban allí.

Llevé a los 7 al comedor del staff para que se sintieran más seguros. Me siguieron con gusto.

—¿Quieren algo? —Les pregunté en inglés.

—¡Si! ¡Qué nos cuenten qué pasó? —Exclamó Jin mirándome y a Jungkook.

El me sonrió tomando la silla a su lado y dándole unas palmaditas. Me pedía que me sentara junto a él, delante de sus hyungs...

—¿Podrías contarles tú? Tengo un par de cosas que checar... ya sabes... trabajo —le pedí torciendo el gesto. Quería, realmente, alejarme un minuto para procesar todo. Sus ojos me deslumbraban demasiado y no les miento, ahora también con el resto de los 6, sentía el cerebro embotado.

—Mmm...Mmm —asintió en mi dirección y me dedicó una sonrisa torcida que hizo a mi corazón saltarse varios latidos—. ¿Volverás?

—Ne —le dije sonriéndole de vuelta—. Si necesitan algo, avisen a Gus. Esta aquí afuera.

Me apresuré a salir para poner espacio físico entre nosotros. Sentía como si el cuerpo lo tenía lleno de electricidad, la adrenalina aún no abandonada mis células. El resto del equipo comenzó a llegar de a poco y entrar a la sala, el señor Bang se les unió y parte de los estilistas. El primero no paraba de hablar por teléfono.

Guardé silencio y caminé hacia la cocina.

Ni siquiera noté que aún había gente en la cocina ni que tuve que sostenerme del lavaplatos porque había comenzado a hiperventilar. Varios pares de manos me agarraron por la espalda y creía escuchar que me preguntaba si estaba bien.

Cuando me di cuenta, estaba sentada en el suelo con dos paramédicos a mis costados mientras uno de ellos me tomaba la presión. ¿Qué había pasado?

—¿Se encuentra bien? —Preguntó el paramédico que tenía a la izquierda mientras el otro miraba un aparato que mostraba el ritmo de mis latidos.

Asentí sin ser capaz de articular palabra.

—La presión se normalizó —informó el paramédico a mi derecha.

—¿Qué pasó? —Pregunté por fin.

—Entró en shock. Es entendible luego de lo que vivió.

Ni te imaginas... quise decirle pero me mordí la lengua.

Me recuperé rápidamente gracias a una bebida con electrolitos y un sándwich que Brenda, la chef, me preparó. Comí y bebí con ganas.

A eso de la medianoche, la electricidad volvió y las cosas comenzaron a volver poco a poco a la normalidad. Al menos dentro del hotel. Cada uno fue capaz de comunicarse con sus familiares y asegurarse de que todos estaban bien. Yo no tenía a nadie en la ciudad salvo un par de amigos y ninguno me había escrito... me aseguré de escribir a mi familia en Venezuela y listo, no tenía nada más que hacer que ayudar a poner todo en marcha de nuevo y seguir trabajando.

Todos los huéspedes volvieron a sus habitaciones, un par hizo check-out en medio de los nervios queriendo encontrar un vuelo para largarse de la ciudad lo antes posible. Debo admitirlo, fue muy gracioso.

Toma Mi Mano | JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora