A priori

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RECOMENDACIÓN
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Entré al cuarto de Jungkook con tantas emociones y pensamientos dándome vueltas por el cuerpo y la cabeza que hasta veía borroso. Mi cerebro estaba enviando cantidades enormes de adrenalina a través de mi sangre y podía sentir como el miedo desaparecía para transformarse en una emoción desbordante.

Caminé detrás de él sin soltarle la mano hasta que llegamos al centro de la habitación, me besó el dorso de esta y me pidió que me sentara en el sofá.

—Ya vuelvo —anunció alejándose de mí mientras caminaba hacia el baño y se quitaba la camiseta. Los pocos segundos que vi de su espalda desnuda fueron suficientes como para hacerme hiperventilar.

Si solo había visto un microsegundo de su piel... ¿sería capaz de más sin desfallecer? Miré a todas partes buscando confort en algo pero, como cualquier cuarto de hotel, todo era tan impersonal, como debía ser para que todos, sin excepción, se sientan cómodos.

Me levanté del sofá para asomarme por la ventana, podía ver un pedacito de la entrada y aún había cientos de personas. Suspiré.

De pronto, unas manos se acercaron por mi espalda y me abrazaron por la cintura. Fue un gesto muy íntimo, demasiado íntimo, como si él estuviese acostumbrado a mí y yo a él... y así se sintió.

—¿Estás bien? —Me preguntó y yo sonreí asintiendo.

—Mmm.

Suavemente empujó mi cuerpo de modo que quedé frente a él y me sorprendí de lo alto que lo encontré. Dejé caer mis brazos a mis costados. Él me veía hacia abajo y atrapó mi mirada como un cazador. No podía ver otra cosa más que sus ojos brillantes. Di un paso hacia atrás de la impresión, el avanzó conmigo y mi espalda quedó pegada al frio cristal de la ventana.

Su cabeza se inclinó un poco, su aliento rosaba mi nariz, sus labios estaban demasiado cerca... y de pronto... los apretó suavemente contra mi frente.

—Gracias —me volvió a decir en un susurro y quise ponerme a llorar otra vez. Yo solo pude negar con la cabeza cerrando los ojos y apretando los puños. Me negaba a ver su cuerpo. Las palmas de mis manos me picaban por levantarlas y abrazarlo.

Él se dio cuenta de mi postura rígida y sentí uno de sus dedos debajo de mi barbilla para obligarme a mirarlo.

—Mírame —me pidió y su voz fue como un verdugo para mi cerebro. Simplemente hacía lo que le pedía. Abrí mis ojos y allí estaba otra vez, ese rostro que justo ahora era el fondo de pantalla de mi celular, a centímetros de mi cara. Me dije a mí misma que esta oportunidad no podía desperdiciarla.

Él no dejaba de mirarme a los ojos, pero yo pude soltarme de los suyos y apreciar cada curva de su rostro. Comencé por su cabello, que caía medio desordenado sobre su frente, cubriendo las partes que se había rapado; salté sus ojos temiendo quedarme atrapada allí de nuevo y busqué su nariz, perfecta y blanca hasta que llegué a sus labios, cuando mis ojos llegaron allí, él sacó su lengua y los saboreó suavemente. Mi cerebro enloqueció y envió una señal a mi brazo sin mi consentimiento, lo levanté. Él siguió la dirección de mi mano con sus ojos y se quedó muy quieto.

Miré con atención el lunar que adornaba su labio inferior y lo toqué con mi pulgar suavemente, él apretó su labio con sus dientes para dejarme verlo mejor. Sentí que un suspiro profundo salió de mi pecho. De nuevo, no controlaba lo que mi cuerpo estaba haciendo en ese momento. Moví mi dedo hacia arriba y tracé la forma de su labio inferior de un lado al otro con delicadeza hasta subir a su labio superior y volver suavemente hasta su lunar.

Toma Mi Mano | JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora