Promesa

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Esa noche volví al hotel con ellos y le pedí permiso a JK para usar su laptop para editar la entrevista. Él me la entregó sin miramientos.

—La clave es rrrrapmon — me dijo esbozando una sonrisa que hizo que sus ojos se vieran pequeñitos.

—¿Qué? —Pregunté—¿Cuántas erres? ¿O cómo?

Yo me había sentado en la cama con la laptop en las rodillas. Él se me acercó y pegándose a mí me indicó:—cuatro erres.

Negué con la cabeza mientras escribía la clave y solté una carcajada cuando entró sin problemas al inicio. JK tenía una foto hermosa de un atardecer de fondo de pantalla. Suspiré.

—¿Qué? —me preguntó sentándose en la mesa de la habitación. Levanté la vista porque su pregunta sonó distraída. JK estaba ya sentado con una libreta frente a él y varios lápices.

—¿Qué haces? —Quise saber a punto de dejar la laptop a un lado—¿Vas a dibujar? —Pregunté casi sin aliento.

—Mmm—musitó afirmando con el ceño un poco fruncido completamente concentrado. Me mordí el labio y las ganas de dejar todo lo que tenía que hacer para simplemente ir a contemplarlo y sacudí al cabeza para tratar de soltar la imagen de él, sentado frente a mí, dibujando.

Antes de darme cuenta, eran casi la 1am y alguien tocaba a la puerta. Dijeron algo en coreano y JK y yo levantamos la vista de nuestras actividades.

—Ne —anunció a quien estaba del otro lado de la puerta antes de decirme que le avisaban que tenía que irse a dormir. De pronto, el cansancio del día me invadió. Estaba tan concentrada en la edición de la entrevista que había olvidado todo lo demás, hasta lo cansada que estaba.

—Ven —me dijo tomando la laptop.

—¡Guarda! —Casi le grité. El se rio por lo bajo y apretó el pequeño icono de guardar en el programa de edición cuando puso a salvo su laptop sobre la mesa.

—¿Trabajas mañana?

—Mmm —le respondí afirmativamente así como solía hacerlo él.

—¿A qué hora, 10?

—Mmm —le dije cuando sus brazos me rodearon debajo de la sábana. Cerré los ojos con fuerza al sentir su cálida piel contra la mía en un intento por memorizar cada sensación para toda la eternidad.

—Nosotros nos vamos a las 9 —me informó y sentí como inhalaba el perfume de mi pelo.

No quería abrir los ojos por temor a ponerme a llorar.

—Lo sé —sus brazos me apretaron más hacia él.

—Gaby —me llamó y no pude evitar abrir mis ojos y buscar los suyos. Lo miré y él me miró por largo rato hasta que una lágrima escapó de mi ojo traidor. Él levantó su mano y la enjugó con suavidad.

Pareció que pasaron horas hasta que él rompió el contacto de su mirada y suspiró profundamente antes de pasarse la manó por el cabello como gesto de frustración. La mano llena de tatuajes se quedó allí apoyada en su coronilla mientras sus ojos se dirigían al techo.

—¿Qué pasa? —Quise saber preocupada. Su expresión era distinta, había demasiada frustración, incluso un poco de enojo.

Sus ojos volvieron a los míos y me preparé. Sabía que diría algo importante porque había en ellos una decisión grabada con fuego.

—Vente conmigo —soltó de golpe.

—¿Qué? —Dije casi en un susurro.

—Vente conmigo. Con nosotros.

Toma Mi Mano | JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora